El poder de la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad
Por: Erandi López, líder de Responsabilidad Social Corporativa para SoftServe México.
En el mundo progresista de hoy, si queremos contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa e igualitaria, hay que partir de la idea central de que todas las empresas tenemos la capacidad de promover la inclusión. Un poder que se potencializa todavía más cuando se trata de compañías tecnológicas, que mediante la innovación y el desarrollo de soluciones podemos transformar la realidad de las personas.
En nuestro caso, como compañía global de tecnologías de la información (TI), trabajamos en la apertura de oportunidades y el desarrollo de soluciones tecnológicas desde una perspectiva incluyente. Un ejemplo es la creación de software diseñado para atender necesidades de las personas con discapacidad, así como la implementación de iniciativas de educación tecnológica dirigida a grupos históricamente subrepresentados.
De esta manera, a menos de dos años de establecernos en México, hemos logrado la implementación de la segunda edición de EmpowerU, una iniciativa de SoftServe cuya esencia es capacitar en tecnología desde una perspectiva incluyente y brindar oportunidades de desarrollo para todas las personas. Lanzada hasta el momento en México, Colombia, Polonia, Rumania y Ucrania, territorio donde nacimos hace 30 años, se trata de sembrar una semilla en grupos desfavorecidos o históricamente excluidos laboralmente donde tenemos presencia.
En este caso, colaboramos con Movimiento de Personas con Discapacidad, una organización que busca la dignificación de las personas con discapacidad, luchando por lograr su pleno reconocimiento como sujetas de derechos para poderlos ejercer en igualdad y equidad de condiciones. Lo que hicimos fue capacitar gratuitamente durante siete semanas a más de 15 personas con discapacidad motora, en WebUI (creación de páginas web).
Esta iniciativa es un ejemplo de cómo el acercamiento a la tecnología puede transformarse en una fuente de ingresos para un sector de la población que históricamente ha enfrentado discriminación laboral, considerando que según fuentes oficiales, durante 2022 sólo el 17% de las personas buscadoras de empleo con alguna discapacidad en México hallaron trabajo.
Todas las empresas, no sólo las tecnológicas, podemos contribuir a cerrar las brechas de nuestra sociedad a través de la educación. Pero este no es el único camino, especialmente para las que operamos en la industria de TI, quienes tenemos la posibilidad -y la responsabilidad- de generar tecnología incluyente.
Una guía breve que podemos compartir desde SoftServe para garantizar la accesibilidad web, por ejemplo, es la siguiente:
1. Utilizar código HTML semántico y que la ubicación de los elementos en la interfaz sea adecuada.
2. Aparte de usar títulos correctos en cada bloque, conviene agregar textos alternativos para imágenes y descripciones de videos, ayudando a las personas con discapacidades a navegar sin problemas.
3. Emplear colores claros y fácilmente legibles, con un contraste adecuado entre el fondo y el texto, para que las personas con discapacidad visual o problemas de percepción puedan recibir mejor la información.
En resumen, es ofrecer un sistema de navegación simple y lógico, garantizando la coherencia y un orden intuitivo de los elementos de interacción para los usuarios, poniendo el foco en las personas con discapacidad. Desarrollar páginas web y aplicaciones con un diseño responsivo, garantizará una adecuada visualización y funcionalidad en diversos dispositivos y pantallas para mejorar su experiencia.
Desde SoftServe, estamos conscientes del valor que podemos aportar las empresas tecnológicas a las personas, transformando nuestras acciones en algo todavía más benéfico para su vida.
En este sentido, nos ha dejado gratos resultados ofrecer este tipo de guías y programas de capacitación en habilidades tecnológicas específicas, buscando crear una oportunidad que cambie la vida de una comunidad global diversa; compuesta no sólo por las personas con discapacidades, sino también por mujeres, personas de la tercera edad, en situación de refugio fuera de su país y otras históricamente subrepresentadas.
