Hace poco más de cinco años, cuando pensábamos en atención al cliente lo único que se nos venía a la cabeza era llamar a un centro de atención telefónico, esperar por horas mientras seleccionamos opciones en distintos menús de ayuda, ser atendidos por distintos agentes y repetir nuestro problema una y otra vez, haciendo que la experiencia fuese cuanto menos tediosa y causando que muchas personas fueran directamente a las tiendas y negocios.