La necesidad de cambiar el discurso sobre el consumo ético

Por Fernando Castillo Académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana

 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de las metas de desarrollo sostenible, establece que el consumo responsable es crucial para mejorar las condiciones medioambientales, sociales y económicas del mundo. En este contexto, ha surgido un gran interés por comprender el consumo ético, el cual se entiende como el acto de compra del consumidor hacia productos y/o servicios percibidos como éticos (ej., los productos etiquetados como provenientes de “comercio justo”, “libres de crueldad animal” o “eco-friendly”). Sin embargo, el consumo ético también se ve reflejado en movimientos más complejos como el veganismo y la simplicidad voluntaria. Todos estos actos de consumo ético derivan de una preocupación por los efectos negativos sobre el medio ambiente y la sociedad de las prácticas de producción y consumo actuales. Incluso, el consumo ético ha recibido diferentes nombres como consumo verde, consumo socialmente responsable y consumo político. El elemento en común de estas denominaciones es el posicionamiento del acto de consumo como un medio para la acción política y moral, es decir; el consumidor identifica el acto de consumo como un medio para ejercer presión hacia las compañías y las instituciones que realizan prácticas poco éticas (ej., los boicots a marcas de ropa responsables de explotación laboral infantil).

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Imagen: Pixabay

Como es posible ver, la lista de prácticas de consumo ético es larga y diversa. Esta observación debería de considerarse positiva ya que seria un indicador prometedor de que se puede alcanzar la meta de la ONU hacia un consumo más responsable. Sin embargo, el consumo ético se ha vuelto una espada de doble filo. Primero, las empresas han tratado de proyectar una imagen responsable y ética aludiendo a esfuerzos focalizados y mínimos que no aportan al problema real que están generando. Por ejemplo, una empresa que lance un nuevo producto amigable con el medio ambiente sin cambiar sus otros procesos de producción que afectan de mayor manera al medio ambiente. Segundo, el consumo ético ha sido cuestionado por ser una práctica que no es puramente ética, sino mas bien es un proyecto de identidad de una clase social con recursos económicos suficientes para sostenerla (véase Bargain-Darrigues, 2022). Estos son solo algunos dilemas que han surgido alrededor del consumo ético y por lo tanto, es crucial cambiar el discurso sobre este fenómeno.

Una propuesta es un nuevo enfoque hacia la “ética del consumo”. Esta área de la ética estudia los principios morales y estándares que guían el comportamiento de los individuos o grupos en la obtención, el uso y la eliminación de bienes y servicios. Por lo tanto, mientras que el consumo ético se orienta en el impacto social de los actos de consumo, la ética del consumo se enfoca en el estándar moral que el consumidor adopta cuando decide consumir o no consumir un bien o servicio. Partiendo de esta distinción, la ética del consumo puede ofrecer una visión más amplia sobre el comportamiento ético del consumidor en diversas actividades que a simple vista, no son etiquetadas como éticas. Por ejemplo, una familia que normalmente no desperdicia el agua y apaga las luces que no estan utilizando puede estar guiada por el hábito del cuidado mas que por una convicción hacia la protección del medio ambiente. Lo mismo se podría argumentar de una madre preocupada por comprar productos frescos en mercados locales y preparar varios platillos con las sobras de comidas anteriores. Otro ejemplo es la generosidad como estándar moral y las formas en que diferentes personas lo practican, ya sea donando económicamente o haciendo voluntariado. En base a lo anterior, la ética del consumo es un punto de partida idóneo para comprender al consumidor y sus acciones morales, así como también para proponer mejores líneas de acción con la finalidad de promover el consumo responsable. 

 

Referencia

Bargain-Darrigues, G. (2022). Practices of thrift among high cultural capital consumers. When economic status gets in the way of ethics. Journal of Consumer Culture. https://doi.org/10.1177/14695405221140544