Por una industria tecnológica que crezca con una perspectiva incluyente

Por: Erandi López, líder de Responsabilidad Social Corporativa para SoftServe México.

En el 2015, la ONU y líderes mundiales se comprometieron a luchar para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todas las personas, como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. 

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Imagen: Pixabay

 

Así, se propusieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde el número 10, “Reducción de las Desigualdades”, conlleva metas como: potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición; y garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de resultados.

Para avanzar en la construcción de una mejor sociedad a partir de estas premisas, todas las organizaciones tenemos un amplio campo de acción; apegándonos a los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos, que deja clara la responsabilidad del sector privado en materia de justicia social.

A partir de mi experiencia en SoftServe, compañía global de TI líder en desarrollo de software y consultoría; tengo la certeza de que las acciones aisladas son insuficientes, y que éstas deben ser holísticas, en el entendido de que las organizaciones tenemos una responsabilidad explícita para cerrar las brechas que aún permean en la sociedad.

Esta responsabilidad comienza con nuestro equipo y las personas que se integran a él. No es novedad que para contar con el mejor talento debemos asegurar una perspectiva incluyente en los procesos de reclutamiento; sin embargo, sólo 20% de los cargos tecnológicos son ocupados por mujeres de acuerdo con el estudio Women in Tech de la consultora Michael Page, por dar un ejemplo. De ahí la importancia de que las empresas cuestionemos y replanteemos las políticas de atracción y contratación de talento, a fin de garantizar apertura, flexibilidad y, por supuesto, inclusión.

Uno de los mayores desafíos para el talento joven en general, pero con énfasis en las personas dentro de los grupos subrepresentados como las mujeres, la comunidad LGBTTTIQ+, personas con discapacidad, etc., es contar con la experiencia y habilidades requeridas por la industria en vista de las desigualdades históricas y sistemáticas que han enfrentado. Aquí es donde nuestra responsabilidad debe ir más allá de “nuestras paredes”, capacitando en habilidades duras y blandas a estos grupos para que puedan incorporarse al sector de IT y beneficiarse del mismo.

Al respecto, uno de nuestros programas más recientes es EmpowerU, iniciativa que busca empoderar a diferentes grupos subrepresentados alrededor del mundo bajo el lema “Igualdad de oportunidades para todas las personas” (“Equal Chance for All”). En México, lo ejecutamos con la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM para capacitar a estudiantes y egresadas universitarias en DevOps, la segunda habilidad tecnológica más demandada a nivel global por los equipos de reclutamiento en 2023 según Statista.

Sí, una perspectiva en Diversidad, Equidad e Inclusión nos permitirá analizar y evaluar a las personas candidatas de forma justa, pero necesitamos establecer los cimientos ( políticas, prácticas, evaluación y mejora) para hacerlo realidad. En este sentido, es importante reconocer que la incorporación de talento es apenas el primer paso, y que la capacitación continua, mentoría y un liderazgo incluyente son elementos clave para lograr que nuestro talento diverso crezca dentro de la organización.

Una cuestión constante es cómo sabemos que lo estamos haciendo bien y cómo identificamos qué debemos mejorar. Eso nos lleva a un siguiente elemento: la medición del clima laboral. En SoftServe la realizamos dos veces al año, donde las y los colaboradores manifiestan su nivel de satisfacción con las prácticas de la compañía, ayudándonos a detectar áreas de oportunidad que se traducen en acciones concretas para garantizar el bienestar, la inclusión y el desarrollo de las personas. 

Más allá del talento que estamos buscando, las empresas podemos llevar esta perspectiva incluyente hacia la comunidad de diferentes maneras. Por ejemplo, a través de nuestra iniciativa OpenTech, SoftServe desarrolla soluciones tecnológicas para organizaciones que apoyan a personas con discapacidad, o que trabajan para erradicar la violencia de género y proteger los derechos humanos.

Los números no mienten

Si aún quedan dudas del valor de la Diversidad, Equidad e Inclusión, veamos algunos descubrimientos sobre la contratación y retención de talento en la industria tech.

De acuerdo con Statista, una tercera parte de las mujeres considera que la reputación de una empresa empleadora en materia de Diversidad, Equidad e Inclusión es muy influyente en su decisión de trabajar para una empresa tecnológica, mientras que 20% de los hombres piensa lo mismo. Por su parte, una investigación realizada por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), indica que el aumento de buenas prácticas para incorporar a las personas LGBTTTIQ+ se asocia con un incremento de hasta 4% en la productividad.

No podemos demorar más. La inclusión en la tecnología es vital para cerrar brechas como la digital y la de género, por mencionar algunas. Sin importar el tamaño de la organización o su tiempo en el mercado, la Diversidad, Equidad e Inclusión debería ser parte de la estrategia. Al final, como empresas en tecnología, estamos contribuyendo a la construcción del futuro; asegurémonos de que éste sea incluyente.

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Revista NEO 297

 


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