El trasplante de médula ósea consiste en sustituir el tejido dañado por células madre sanas a través de un riguroso protocolo que incluye una fase de preparación y, posteriormente, un estricto seguimiento de vigilancia postransplante. Este procedimiento se realiza para tratar enfermedades como la leucemia, talasemias, anemia aplásica y anemia falciforme, entre otros.