Opinión

Ya en colaboraciones anteriores hemos platicado sobre la renuencia del consumidor a ser “utilizado” por las marcas, a ser visto simplemente como el ser influenciable al que podemos sacarle dinero. Desde el principio, la comunicación del ser humano ha satisfecho no solo el menester de compartir sus necesidades básicas, sino la trascendencia y el intercambio de sentimientos, momentos o anécdotas, es decir, de historias. ¿Por qué nos sigue pareciendo
tan difícil incorporarlo a la hora de vender?

En esta edición se ha hablado muchísimo de temas relacionados con la inteligencia artificial. En realidad en los últimos tiempos este ha sido un tema que ha estado cautivando casi todas las industrias y ha hecho volar la imaginación de cómo se puede implementar en los distintos tipos de negocios, tal como el de la industria de la comunicación y de la promoción.

Esta frase de la filosofía tan conocida por todos, que en su traducción al español significa “Pienso, luego existo” podría tener su versión en la filosofía de las promociones como “Et inde est vendere” o “Vendo, luego existo”, Y ¿por qué decimos esto? Básicamente porque la razón de ser de una promoción es vender.

Cada año vemos un comportamiento singular de la audiencia digital en el mundo de los anuncios. En 2017 los anuncios digitales generados tuvieron una dinámica singular debido a diferentes sucesos esperados y no tan esperados en México. Año con año, vemos que el espectador digital reacciona de forma distinta ante la publicidad online, lo que podría explicarse por la creciente apertura que experimentamos en el país, entre otros factores.

Aunque sabemos que la IA ha estado presente en nuestras vidas desde hace mucho tiempo, hoy es más notable su presencia. Basta abrir un mail y observar las sugerencias inteligentes de respuesta; la predicción de texto; las aplicaciones en celulares o tablets...

Piensa en una marca y luego piensa una palabra para definirla… ¿Es negativa o positiva? Seguramente la respuesta está basada en una experiencia que tuviste y te marcó como cliente, ¿cierto?