Monedas virtuales: oportunidad para engagement de la generación Z
Por Susana Oliva, directora general Bigfoot
La atención mediática de las últimas semanas se ha centrado en la expansión de uso, aparente volatilidad y especulación alrededor de las criptomonedas, pero no olvidemos que en realidad son especialmente para los más jóvenes.
Michael J. Casey, columnista del Wall Street Journal, ha reiterado en varias ocasiones que las monedas digitales son una de las innovaciones más poderosas en las finanzas de los últimos 500 años. No olvidemos que nacieron de la necesidad por dejar de lado a los intermediarios para el intercambio comercial y con miras a la expansión del mundo digital (donde no operan fácilmente las monedas tradicionales).
Existen más de 700 criptomonedas disponibles en el mundo. Bitcoin, Ethereum, Ripple, Dash y Litecoin se perfilan como las comerciales. Su uso y adopción constante ha conseguido que países como Brasil, India, Zimbabue y Grecia, países en desarrollo, apuesten por ellas e incluso continúen con la expansión de cajeros automáticos de las monedas digitales.
En México, entre las discusiones mediáticas más fuertes de los últimos seis meses, está la regulación de la industria fintech, donde uno de los puntos más importantes es la transaccionabilidad de las monedas digitales. El Banco de México tendrá la decisión de cuáles serán legítimas y cuáles serán consideradas como vulnerables o ilícitas.
Del lado del consumidor general, hemos visto cómo muchos mexicanos se cuestionan la posibilidad de ‘invertir’ en estas monedas, específicamente, el Bitcoin. Sin embargo, encontramos diferencias en la percepción de esta ‘inversión’ entre generaciones. Mientras gente de mayor edad ve la oportunidad de comprar algo que va al alza, como sucede con acciones en la BMV, y asume un riesgo porque la moneda puede llegar a perder valor, los más jóvenes entienden el Bitcoin como una oportunidad única de hoy para entrar a un mundo en crecimiento en el cual quieren empezar a poseer riqueza para después generar más.
La visión joven de lo que representan las monedas encriptadas nos recuerda tres
creencias que eventualmente contagiarán al resto de la población y que, como mercadólogos, podemos aprovechar:
1. Una posesión en el mundo digital. Las criptomonedas no son un juego bursátil. Más que especulación representan la posesión de un valor real en un mundo digital que nació hace poco y que sin duda va a crecer. Representan también un valor joven y cercano que, como ellos, sigue en desarrollo.
2. Una posibilidad productiva. Juegos como Battlefront y FIFA, servicios prestados en Internet como Golum o Gridcoin y servicios de difusión publicitaria como Surkus son algunas de las opciones que hoy les permiten ganar dinero de manera alternativa, algo interesante para acumular riqueza y a veces gastarla dentro del mundo virtual. Se entiende que su uso todavía es limitado pero pronto dejará de serlo.
3. La emoción de la innovación y las posibilidades. Las criptomonedas son emocionalmente atractivas porque abren infinitas posibilidades, todas innovadoras y con una gran ventaja competitiva porque no son comprensibles para la mayoría de la población. Al ser una posesión real, se trata de un capital que traerá buenas noticias en el futuro, sin duda.
Las marcas que se relacionan con monedas digitales se sienten avanzadas, tecnológicas, jóvenes, entendidas de un mundo propio de la generación Z. Adicionalmente, tienen la posibilidad de habilitar a la generación un deseo real de generar riqueza y de experimentar nuevas posibilidades para hacerlo. El valor nominativo se multiplica en valor simbólico y por lo tanto su apreciación.
Las posibilidades para subir a nuestras marcas a esta tendencia son muchas, desde promociones hasta programas de lealtad. Los resultados pueden traer desde awareness hasta engagement. La oportunidad de hacerlo hoy implica crecer la tendencia, ser innovadores y acercar una posibilidad poco vista pero muy interesante y hasta necesaria.
Actualmente, la generación Z es la más entusiasta ante está innovación, una oportunidad sin igual y todavía fuera del mainstream para quienes deben acercarse a ellos. Y como toda tendencia, es importante entender la manera de hacerla funcionar para cada marca.