¿Conoces lo que comes?
Es común escuchar o leer sobre los casos de alimentos que generan desconfianza en México o en el mundo. Diversos organismos e instituciones como SGS México, trabajan para impulsar medidas y prevenir el fraude alimentario.
Solo en 2017, el Food Fraud Report de la Unión Europea, reportó que se produjeron 597 casos de fraude, -venta de productos alimenticios que no cumplen con los estándares reconocidos para generar ganancias financieras como el del incumplimiento a clasificados, y otras actividades fraudulentas a lo largo de la cadena agroalimentaria u relacionadas con cualquier otro incumplimiento, como las importaciones ilegales la mayoría de ellas, no declaradas, o que no que no cumplen con las normas exigidas en la UE, así como el etiquetado incorrecto-.
Pablo Lomelí, director de Agricultura, Alimentos y Vida en SGS México, define al Food Fraud como la adulteración y contaminación de los alimentos, accidental o intencionalmente, motivada económicamente (EMA), como lo denomina Food and Drug Administration (FDA) agencia del gobierno de EUA, responsable de la regulación de alimentos.
Señala Lomelí, que la FDA también incluye en fraude alimentario, la venta de productos alimenticios que no cumplen con los estándares reconocidos para la calidad e inocuidad de los alimentos, la adición de sustancias inferiores o extrañas a un alimento, la dilución con agua o el etiquetado incorrecto intencional de los productos alimenticios.
“Este tipo de prácticas nunca han sido aceptables. En el procesamiento y la producción de alimentos del siglo XXI es identificable y prevenible. Los avances en tecnología significan que demostrar la autenticidad de los productos alimenticios nunca ha sido tan fácil” puntualiza Lomelí.
La presencia de ingredientes no precisados resultan en una contaminación deliberada (fraude), un error genuino, la falta de capacitación en la identificación de materias primas, el control insuficiente en la cadena de suministro o los controles de documentación.
En los últimos años, el fraude alimentario se ha convertido en un problema mucho mayor para los consumidores. El impacto del fraude alimentario en el mundo asciende a más de US$ 50 millardos.
Daña la reputación de la marca
Las ramificaciones del fraude alimentario pueden abarcar desde daños a la reputación de la marca, daños a los ingresos de los negocios minoristas de alimentos y establecimientos de procesamiento hasta complicaciones de salud para el consumidor debido a su impacto en la seguridad alimentaria.
Entre los incidentes de fraude más sonados se encuentra el de 2007, donde hubo un caso de fraude alimentario en el que el gluten de trigo que se usaba en los alimentos para mascotas estaba adulterado con melamina, lo que causó enfermedades y muertes de miles de mascotas en EUA. Como resultado, la FDA detuvo todas las proteínas vegetales importadas de China destinadas al consumo humano y animal.
También figura el escándalo de la leche china en 2008, un importante incidente de seguridad alimentaria. La leche y la fórmula infantil estaban contaminadas con melanina, lo cual afectó a unas 300 000 personas, incluidos bebés.
Los alimentos con mayor riesgo de fraude en el mundo
El fraude alimentario está en cualquier parte del mundo y afecta a todo tipo de alimentos, pero hay un grupo de productos que son especialmente susceptibles a las adulteraciones, por el etiquetado incorrecto o las falsificaciones de éstas.
Es un grupo formado por 12 alimentos que tienen un mayor riesgo de fraude, jugos de frutas, aceite de oliva, especias, café, miel y jarabe de arce, pescado, té, leche, alimentos ecológicos, vino, arroz y carne.
¿Se puede prevenir?
La sustitución de alimentos por otro tipo de alimentos es común. Un sistema de gestión de seguridad robusto puede ayudar a asegurar que el pescado y los productos cárnicos, u otros, sean lo que dicen ser.
Existen varias rutas para demostrar la autenticidad de los alimentos, así como para reducir el riesgo de adulteración y contaminación, y dos rutas clave: Esquemas de seguridad alimentaria y Ensayo y análisis de especies.
Por su parte Lomelí, el director de Agricultura, Alimentos y Vida en SGS México, menciona que para identificar y prevenir el fraude alimentario, su compañía recurre a:
1. Esquemas de seguridad de alimentos, donde de manera muy puntual las cadenas de suministro de alimentos empleen políticas y procesos para asegurar que las materias primas son de la calidad requerida. Recomiendan que sus procesos y políticas sean auditadas y certificadas por empresas independientes, como la propia SGS México.
2. Identificación de especies. El análisis de secuencia de DNA es una de las mejores herramientas en la actualidad para proteger operaciones, clientes y consumidores con el fin de eliminar el fraude alimentario. Estas pruebas no solo ayudan a confirmar la autenticidad de las especies con un soporte biológico perfectamente desglosado, mejorando la trazabilidad, también mejorando la certeza de las especies como se requieren para su etiquetado. Un solo estudio en una especie de pescado puede decir qué tipo de pescado es y si contiene algún otro.
En México se están adoptando tanto normas como regulaciones para prevenir el fraude alimentario. El principal ingreso de nuestro país se deriva de la exportación de alimentos, pero si no se cuenta con prevención, reglas y normas, los mercados internacionales podrían ser susceptibles a reducir el consumo.