¿Por qué tenemos resaca?
La gama de bebidas que podemos encontrar en los bares de la ciudad es muy variada. Sin embargo, todos tenemos un favorito. Aquella bebida que nunca falla, en la fiesta o en el antro. Pero esto no es pretexto para hacer una pausa e investigar la calidad de lo que estamos tomando.
El proceso de destilación y los congéneres, son los responsables de que una bebida te dé o no, la temida cruda. Claro está, que también influyen las cantidades y con qué lo mezclas, pero en escencia, si tu destilado favorito, cuenta con estas credenciales y calidad en los insumos con los que es elaborado, ya solo queda que lo consumas con moderación
Los congéneres son componentes biológicamente activos que contienen muchas bebidas. Y son importantes, aunque sólo nos fijemos en la cantidad de etanol. Por ejemplo, los polifenoles, y otros componentes, como el metanol, e histamina. Se producen junto con el etanol durante la fermentación o en el proceso de envejecimiento de la bebida.
Estos congéneres varían según el origen de los azúcares fermentados (mosto, remolacha azucarera, restos agrícolas, caña de azúcar, cereales) y la actividad biológica de las levaduras. Su presencia es la que confiere a la bebida sus características organolépticas.
Se cree que los congéneres contribuyen a los efectos embriagantes de una bebida, y a la resaca subsiguiente.
Uno de los vodkas más icónicos en le mercado, SKYY Vodka, originario de San Francisco California, se obtiene a partir de una cuidadosa selección de diferentes granos que se mezclan con agua 100% pura, incluso más pura que la de los glaciares. Una vez que se logra la fermentación de este líquido, pasa por un proceso de 4 destilaciones y 3 filtrados; de esto se obtiene un vodka libre de congéneres, por lo que te permite despertar libre de resaca. El proceso de destilación de Skyy vodka lo posiciona como uno de los mejores del mundo, a decir de sus creadores. Sin embargo, como en cualquier bebida alcohólica debes consumirlo responsablemente porque el abuso perjudica tu salud.
