Transición de pequeña a mediana empresa, la experiencia de Sparkling

Pasar de ser una empresa pequeña a una mediana es un desafío interesante e inspirador, porque implica desprendernos de algunas prácticas que fueron muy útiles y exitosas para ayudarnos a crecer, pero que debemos modificar y mejorar para afrontar los nuevos desafíos.

Transición de pequeña a mediana empresa, la experiencia de Sparkling
Rafael Barthaburu, Cofundador en Sparkling y Somos R!DE

Por Rafael Barthaburu, Cofundador en Sparkling y Somos R!DE

Pasar de ser una empresa pequeña a una mediana es un desafío interesante e inspirador, porque implica desprendernos de algunas prácticas que fueron muy útiles y exitosas para ayudarnos a crecer, pero que debemos modificar y mejorar para afrontar los nuevos desafíos. Especialmente porque aunque parece poco tiempo, en estos 5 años el negocio ha cambiado mucho.

El crecimiento también nos obliga a entender que la operación de una empresa de 30 personas es muy distinta que la de una de 80; las implicaciones son múltiples: la responsabilidad de mantener las posiciones, el ajuste en procesos para asegurar la productividad, la alineación de todos los esfuerzos, la proyección misma de la empresa dentro del mercado, es decir, te lleva a repensar si el rol que hemos tenido hasta ahora es el mismo que nos llevará al crecimiento sostenido.

Los retos que se ven en momentos de crecimiento exponencial, están centrados en dos cosas: La primera es mantener la calidad del producto al tiempo que se tiene que soltar la ejecución para poder prestar más atención a la operación y la segunda es aprender a gestionar el crecimiento que buscamos desde hace unos años.

Para lograr eso, sumamos a nuevos integrantes de la sociedad, nuevos clientes con necesidades diversas y perfiles de distintos antecedentes y especialidades dentro del staff, que nos ayudaron a ampliar la mirada del negocio y abrieron nuevos caminos para el crecimiento.

Este reto también nos lleva a reflexionar igualmente en el tipo de empresa que fundamos, con la filosofía, los valores que tiene y la forma en que logramos que eso se viva y se respire. Cuando Sparkling tenía 20 personas, era muy fácil que las cosas fluyeran hacia el mismo lugar, que la gente aprendiera y que se homologara la forma de pensar con respecto al producto, al servicio, a la atención al detalle, a la manera en que queremos que se den las relaciones dentro de la agencia entre todos nuestros colaboradores.

Para nosotros como socios es muy importante que Sparkling sea un espacio donde suceden cosas interesantes; donde la gente desarrolla su talento, crea cosas y está constantemente buscando la forma de mejorar la manera en que hacemos publicidad y comunicación. Esas han sido siempre nuestras pasiones y ver esta consolidación representa una gran satisfacción.

Todos estos factores inciden en que 2019 haya sido un año de arduo trabajo al interior: de mejorar procesos, de integrar a la agencia áreas que antes estaban fuera de nuestra estructura prestando servicios especializados, de comenzar a pensar como una empresa de mayor tamaño para poder resolver las necesidades de nuestros clientes de formas más eficientes y sustentables al mediano y largo plazo.

Sabemos que esa labor ha valido la pena, porque nuestra forma de trabajo ha permeado y hace que más tipo de clientes nos volteen a ver, nos inviten a colaborar y quieran acercarse a nuestra forma de pensar y de entender cómo las marcas hoy deben gestionar la comunicación y las relaciones con sus diferentes públicos.

En un año de transición en el país, Sparkling ha logrado consolidar su trayectoria de 5 años de crecimiento constante en cuanto a número de clientes, proyectos y actividad comercial.

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