El trabajo del futuro
Por Sharahí Zamudio, investigadora de liderazgo y directora general de Licuadora, empresa de soluciones integrales de comunicación
COVID-19 catalizó algunas tendencias laborales como la digitalización y el teletrabajo. Ahora es posible delinear los escenarios en los que crearemos, distribuiremos y comercializaremos bienes y servicios.
Cobra auge la economía de "bajo contacto" donde la fuerza laboral es más reacia al riesgo. Se valora más que nunca la seguridad y estabilidad laboral. Sin embargo, emerge con fuerza el concepto profesional y corporativo del trabajo por proyectos, no con horarios predeterminados.
Se fomenta el trabajo a distancia y difuminar aún más las líneas entre el trabajo y la vida en el hogar. Las empresas buscan entonces empleados más comprometidos, empoderados y capaces. Esto se acentuará más a medida que las organizaciones busquen maximizar sus inversiones, muchas de las cuales se centrarán en nuevas herramientas digitales.
Las empresas reacondicionan ahora sus modelos operativos para llegar a nuevos mercados y sus estructuras se simplifican con jerarquías más planas y aumentan las redes para acceder a la innovación tecnológica y las nuevas ideas que ocurren dentro de las industrias.
En este entorno, se buscarán líderes visionarios y progresistas con conocimientos empresariales esenciales como la experiencia en fusiones y adquisiciones o con capacidades de aventura que generen nuevas oportunidades y nichos de mercado.
Al mismo tiempo, aparecerán nuevos roles, como los directores de datos y los jefes de robótica, profesionistas con habilidades técnicas que pueden entender la tecnología emergente a un alto nivel y, al mismo tiempo, se posicionarán aquellos que logren gestionar las relaciones humanas.
No es paradoja: Las organizaciones exigen niveles básicos de fluidez digital en áreas como la inteligencia artificial, pero también valorarán a aquellos capaces de promover la inclusión y la diversidad, capacidades de creación de redes, colaboración y técnicas de negociación.
Si algo revaloró el Covid es la importancia de las interacciones humanas y así, el futuro del trabajo no sólo es el dominio digital y la preminencia de la Inteligencia Artificial, sino capacidades esencialmente humanas que nos permitirán generar entornos más promisorios.