Un/a líder humanista empieza con su reflejo en el espejo

Indagar, confrontar y comprender nuestra propia incongruencia requiere de valentía y humildad. Es el punto de partida para construir nuestra mejor versión. Sólo un líder evolucionado puede liderar a otros.

Por Jaime Cervantes Covarrubias*

Jaime Cervantes
Jaime Cervantes. Imagen: cortesía.

 

Para ser un/a líder humanista que aspira a hacer una diferencia en el mundo, necesariamente hay que empezar con un trabajo personal profundo. El modelo de liderazgo humanista propone un nuevo paradigma que se centra en las personas y prioriza su bienestar de manera genuina. Pero, para poder desarrollar la sensibilidad interpersonal que se necesita para empatizar con otros, primero hay que tomar conciencia de uno mismo. 

 

¿Cómo podría liderar a otros hacia su mejor versión sin resolver antes mis propias contradicciones, mis debilidades, mis inconsistencias más profundas? Es necesario mirarse el espejo. Esto es lo que aprendí yo cuando lo hice:


 

  1. Un líder humanista tiene claridad de sí mismo/a (de lo que tiene, de lo que puede y de lo que quiere): el primer paso para liderar es estar seguro de que uno/a quiere hacerlo, aceptar en congruencia quién estoy siendo y cuál es mi esencia, asumir lo que puedo hacer y lo que no puedo hacer basado en un proyecto de vida automotivante, estructurado e ilusionante.


 

  1. Un líder humanista es consciente del impacto que genera en lo demás y en el entorno: el conocimiento profundo de sí mismo le permite ser autónomo/a, cuenta con un sistema de valores auténtico y funcional, proyecta sus principios de conducta con soltura y seguridad, y es consciente de las consecuencias de sus actos sobre los demás y en el mundo. La conciencia sabe que toda acción, por mínima que sea, impacta en el universo entero.


 

  1. Un líder humanista asume el servicio como forma de vida que procura el  bien común, facilita el florecimiento integral de los demás y practica la empatía con naturalidad y amor: es una inteligencia avanzada, el espíritu de quien lidera.


 

  1. Un líder humanista es asertivo/a en el manejo de la complejidad: la forma en que encaramos los problemas revela nuestra inteligencia emocional y cómo respondemos en situaciones complejas. Implica un fuerte desarrollo de conciencia para dominar el EGO/narcisista que interfiere en los acuerdos que benefician a todas las partes. Un buen líder comprende el conflicto y lo resuelve en paz, transforma los fracasos en lecciones. 


 

  1. Un líder humanista construye relaciones positivas y promueve una socialización armónica: el desarrollo de vínculos saludables es vital, sin los demás no podríamos evolucionar como especie. Las habilidades sociales construyen comunidades saludables. 


 

  1. Un líder humanista es sensible a las necesidades generacionales y responsable en lo social y ambiental: el desarrollo sostenible protege los recursos que se necesitan para disfrutar de la vida hoy, pero también a futuro. Abrazar el beneficio humano y del entorno hará toda la diferencia.


 

  1. Un líder humanista visualiza y proyecta escenarios futuros inspiradores y prometedores: la innovación, la creatividad y la iniciativa para emprender requieren de imaginación. Si a esta capacidad humana le sumamos la motivación, el optimismo, el pensamiento crítico, una buena planeación y la perspectiva de adaptabilidad al cambio, tenemos como resultado un líder capaz de generar grandes y beneficiosos proyectos. 


 

  1. Un líder humanista es congruente filosóficamente: todo lo anterior se ejemplifica mediante la demostración de facto de aquello en lo que cree, piensa, siente y hace. 

 

Aspirar a este perfil evolucionado de liderazgo amerita vernos con humildad en el espejo. Se trata de aceptar el reflejo y confrontar nuestra imagen, nuestros modos de ser y aquellos patrones condicionados o mecanismos de defensa, miedos e inseguridades que detonan actitudes deshumanizantes más destructivas que constructivas. En algún momento, la vida se ocupará de poner las cosas en su lugar, tarde o temprano, y cuando esto suceda nos miraremos al espejo otra vez para aliviar, resolver, resignificar y elegir un cambio. 

 

Mi sugerencia es entrarle de lleno al proceso individual cuanto antes. No queda mucho tiempo. Las empresas del contexto post-pandemia enfrentan hoy retos importantes y complejos que ponen a prueba su continuidad. Hace falta, es urgente, un renovado perfil de liderazgo que pueda facilitar el florecimiento de sus colaboradores y, con ello, el bienestar, el crecimiento y la prosperidad sostenida. 

 

El buen ejemplo es contagioso. Integrar estos ocho aprendizajes a nuestro modelo de líder humanista construye un paradigma que empieza frente al espejo pero escala al mundo. Humanizar la práctica de los negocios no es retórica: es una invitación a construir sobre lo que tenemos en común y sobre lo que coincidimos que queremos, para nuestras empresas pero -ante todo- para nosotros y quienes nos suceden. 

 

Jaime Cervantes Covarrubias

Master en Desarrollo Humano, Universidad Iberoamericana, CDMX (México)

Master ejecutivo en Liderazgo Positivo Estratégico, Instituto de empresa, Madrid (España)

Correo electrónico: jaime.cervantes@liderality.com