Código QR: cumple 30 años y se posiciona como una forma de pago favorita
Por Juan Huezo, Sr. director Product Strategy en Rapyd
Es curioso cómo una herramienta innovadora puede demorar años en impactar de lleno en la sociedad, o hacerlo de maneras diferentes en una región u otra a lo largo del tiempo. Pero sucedió y hoy todos estamos familiarizados con los códigos QR. Lo singular es que este invento japonés data de la década del 90, pero no fue sino en los últimos años cuando logró incorporarse de manera definitiva a nuestras vidas para facilitar diferentes transacciones de información y dinero.
Los códigos QR pueden parecer similares a los códigos de barras, pero ofrecen dos principales ventajas competitivas: pueden almacenar mayor información y permiten encriptarla, por lo que resultan mucho más seguros. Además, a diferencia de los códigos de barra, los QR pueden ser escaneados desde un papel o bien desde una pantalla.
Uno de los usos más comunes se aplica a la gestión de pagos móviles touchless, que se implementa de dos maneras o métodos de escaneo del código: "de sticker a teléfono" o "de teléfono a teléfono".
En América Latina, el uso de QR como forma de pago aumentó un 56% en el último año, de acuerdo con datos de un estudio de Fiserv. Su penetración en la región no fue inmediata, pero hubo múltiples factores que lograron que finalmente lo adoptáramos como medio favorito de pago, entre otros múltiples usos. ¿Qué circunstancias y características hicieron que esto sucediera? ¿Cómo impactó en la digitalización de los pagos y la inclusión financiera? Veamos:
Facilidad de uso para el cliente. Hoy, prácticamente todos los smartphones ya traen incorporada la tecnología para leer estos códigos a través de su cámara, sin necesidad de descargar una app específica para interpretarlos, como sucedía años atrás. Esto ha agilizado muchísimo la interacción con el QR. Además, las billeteras virtuales, los bancos, las plataformas de recompensas y las "súper apps" ya ofrecen pagos con códigos QR. Para el comprador, esto se traduce en la oportunidad de obtener mejores ofertas, acceder a mayores recompensas o comprar con menores costos de financiación.
Implementación sencilla y bajo costo para el comerciante. Utilizar el QR como método de pago no requiere demasiado esfuerzo por parte del comerciante: basta con sumar en sus locales el sticker o imagen del código QR para que los clientes puedan escanearlo con sus teléfonos y abonar sus compras en apenas segundos. El costo de aceptar el pago suele ser bajo y a menudo está subvencionado.
Touchless: ideal para el distanciamiento y la era post-Covid. Si bien en países de Asia, como India o China, el código QR ya era muy utilizado como método de pago previo a la pandemia del Covid-19, en otras regiones del mundo, como Latinoamérica, todavía no se había ganado su lugar. Su popularidad se vio potenciada gracias a la facilidad que ofrecía esta herramienta touchless garantizando mayor higiene. No sólo los usuarios entendieron que resultaba un método de pago más seguro sino que también los comerciantes encontraron ventajas al implementarlo. Basta con pensar en el sector gastronómico y el impacto a nivel ahorro, higiene y gestión de personal: el QR no sólo se popularizó para presentar los menús sino también para generar importantes ahorros de tiempo y logística en la gestión de pagos touchless en segundos.
Inclusión financiera en mercados poco bancarizados. La velocidad con la que se adoptó y popularizó el código QR como medio de pago en los diferentes mercados del mundo ha tenido mucha relación con el nivel de bancarización que tuvieran esos mercados. Para los pagos digitales, previo al QR los comerciantes necesitaban contar con lectoras de tarjetas y los consumidores requerían tener cuentas bancarias que les emitieran esos plásticos. En Indonesia, por ejemplo, es popular el método de pago QRIS (por sus siglas en inglés: Quick Response Code Indonesian Standard). Respaldado por Rapyd, compañía de origen israelí especializada en fintech-as-a-service, este método utiliza códigos QR para pagos móviles que vinculan eWallets y bancos. Así, un cliente escanea el código QR que se le presenta en la página de pago o en el proceso de pago y así puede iniciar la transacción desde su teléfono. En Latinoamérica, el código QR logró ganarle a la implementación de la tecnología contactless por parte de las tarjetas de crédito y propuso una ventaja competitiva al lograr incluir a todo un sector de la población no bancarizada, que durante la pandemia logró familiarizarse y adoptar este método de pago a través del uso de billeteras virtuales.
Le tomó décadas ganarse un lugar entre nuestros hábitos pero, sin dudas, el QR llegó para quedarse y ofrecerá múltiples ventajas a diferentes negocios en el futuro.
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