El lado oscuro de la economía colaborativa y el dilema del proveedor de servicios

Por Fernando Rey Castillo Villar, Profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana.

La economía colaborativa se entiende como un sistema económico en el cual bienes y servicios son compartidos entre individuos (comúnmente, por medio de un cargo monetario) a través de una plataforma online. En sus inicios, la economía colaborativa pretendía ser un sistema en el cual los bienes y servicios se compartieran sin costo alguno (ej. Coachsurfing en sus primeros años). Esta idea hacía frente al tradicional sistema capitalista de intercambio económico. Sin embargo, la economía colaborativa se ha transformado en lo que muchos académicos han denominado como “neoliberalismo con esteroides” (ver Murillo et al., 2017 para una discusión más detallada del término). Plataformas como Uber y Airbnb se han convertido en empresas multimillonarias con presencia alrededor del mundo y con poder suficiente para modificar regulaciones y políticas de diversos países para sus beneficios.

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Foto: Pixabay.

El lado oscuro de la economía colaborativa es un tema complejo que incluye a diversos actores. No obstante, este artículo se centrará en el proveedor de servicios y los retos que enfrenta dentro de la economía colaborativa. En primer lugar, las plataformas mantienen un discurso emancipador de independencia económica y flexibilidad, con lo cual retratan al proveedor de servicios como un micro-emprendedor. Sin embargo, el proveedor de servicios paga una cuota a estas plataformas y en el caso de las aplicaciones de movilidad, un algoritmo determina el valor económico del trabajo del conductor (precio del viaje). Segundo, el proveedor de servicios no recibe ninguna capacitación de como desempeñar el trabajo y debe de ocupar sus propios recursos para efectuarlo. Paradójicamente, las plataformas exigen un nivel de servicio óptimo y establecen estándares de servicio sin apoyar a los proveedores de servicio de forma adecuada. Tercero, el proveedor de servicios entra en una dinámica de aceptar transacciones de forma continua ya que, si llegan a tener una alta tasa de transacciones rechazadas; son expulsados de la plataforma. Esto implica que los proveedores de servicio se exponen a situaciones de peligro con tal de mantener una tasa de aceptación alta. Por último, el proveedor de servicios se expone constantemente a situaciones de riesgo debido a que comparte su espacio privado (auto o casa) con personas desconocidas. Esta situación es aún más agravante para las mujeres que proveen un servicio mediante estas plataformas.  

Mucho se ha hablado de la regulación de las plataformas de economía colaborativa y de la protección de datos y privacidad hacia los consumidores de estas, pero es crucial que también se atienda la situación de las personas que deciden convertirse en proveedores de servicios dentro de la economía colaborativa y se propongan alternativas para mejorar sus condiciones de trabajo.  

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