La talla doble cero y el riesgo de su regreso a la moda
Durante el pasado otoño se celebraron las semanas de la moda en ciudades icónicas para esa industria en el mundo, donde además de mostrar las tendencias y novedades para la próxima temporada, el común denominador fue el desfile de cuerpos extremadamente delgados, cortes de las prendas a la cadera y el posible regreso de la talla doble cero a los estándares de belleza, una concepción que ya se había combatido y que se pensaba, quedaría en el pasado tras haberse reconocido el doloroso impacto en las jóvenes.
Mientras las redes sociales se debaten en el discurso de hasta dónde se puede opinar para poner un alto a las modas que son consideradas dañinas, el hecho de una complexión física delgada no es el problema en sí mismo por el surgimiento de temas como la descriminación, y la inclusión en los debates sobre los estándares de belleza.
En opinión de la maestra Elisa González, psicóloga del Departamento Psicopedagógico de la Preparatoria CETYS Universidad Campus Mexicali, también es preocupante por los riesgos que puede representar para la salud de los jóvenes, cuando se convierte en su meta y que hacen lo que sea para cumplir con el concepto de estos nuevos estándares de belleza.
“A lo largo del año hemos visto como modas de los 80’s y 90’s como los accesorios coloridos, el estilo de pantalones de mezclilla de corte ancho que acentúan la cintura regresaron a ser tendencia, esto es porque la moda es cíclica y ha sido muy receptiva en los adolescentes y jóvenes adultos que están en la búsqueda de la definición de su identidad”, dijo González.
Esto es similar a lo que acontece con la talla doble cero, que fue icónica en el inicio de los 2000’s, cuando personalidades de la época proyectaban el deber ser de la imagen. De acuerdo con datos de estudios clínicos, durante esa década hubo un incremento en el diagnóstico de desórdenes alimenticios, por lo que el regreso de este estereotipo alerta sobre la adopción, nuevamente, de este modelo a seguir de los jóvenes tenga un impacto en el autoconcepto.
“Somos seres sociales que necesitamos vivir en comunidad, sobre todo en la etapa de bachillerato, los jóvenes buscan ese sentido de pertenencia en los grupos o tribus”, dijo la psicóloga, por lo que resulta importante que padres o tutores y el resto de los familiares y amigos de los adolescentes que conforman su red de apoyo, estén preparados para abordar este tema con ellos y de manera individual, detectar si la tendencia puede ser sinónimo de repercusiones en su salud.
Algunas señales tempranas que pueden evidenciar una alerta y que ayudarían a evitar el desarrollo de conductas motivadas por estos estereotipos, son el consumo prolongado de redes sociales, la disminución significativa de la ingesta de alimentos, el posible incremento en la actividad física, pasar tiempos prolongados en el sanitario, tener mal aliento, y la reducción drástica de peso.
La docente explicó que las tendencias de moda se desarrollan por fases:
1.Introducción: Se presenta a la sociedad y divide opiniones extrapolares, entre aquellas que les agrada y quienes no, sin un punto medio.
2.Crecimiento: La tendencia es adoptada por algunos grupos selectivos de personas y la asimilan como propia adaptándola a sus estilos de vida, expresión y vestimenta.
3.Madurez: sigue creciendo hasta que los grupos se convierten en masas y pasa a ser una moda.
4.Declinación: La tendencia ya no crea polémica ni divide opiniones, es normalizada por lo que comienza a ser menos vista como novedad y abre espacio a una nueva.
Añadió la psicóloga, la importancia de promover movimientos activistas como el body positive y la validación de todos los cuerpos a través de campañas de concientización en plataformas digitales, los cuales buscan contrarrestar los efectos de la implementación de los estereotipos de la belleza ‘doble cero’, y que promueven la búsqueda de la salud.