¿Cómo afecta la aleatoriedad al mundo de los videojuegos?

La inteligencia artificial de los videojuegos ha permitido que los jugadores hagan frente a situaciones de lo más diversas durante sus partidas.

¿Cómo afecta la aleatoriedad al mundo de los videojuegos
Imagen de Pixabay

Imaginemos por un momento que los videojuegos siempre fueran a reaccionar de la misma forma a las diferentes partidas de los jugadores. Eso convertiría a las experiencias en predecibles, y pese a que, quizás, en algunos formatos podrían llegar a funcionar, en muchos otros acabaría por arruinar la experiencia de los jugadores. Es evidente que existen obras más contemplativas que quieren contar una historia, como si se tratara de una película, pero otras obras mantienen una interacción constante con el usuario con el objetivo de ponerle en aprietos durante cada una de sus partidas.

Eso mismo se puede aplicar a otras formas de ocio que también tienen la aleatoriedad como componente fundamental de sus mecánicas de juego. No hay caso más claro que los casinos en línea, que tanto en sus slots como en otros juegos como la ruleta mantienen el azar como componente principal para poder sorprender a los consumidores una partida tras otra. Igualmente, podríamos relacionar este concepto con las partidas de cartas entre varios jugadores, o incluso con un ordenador. Al no saber los movimientos que van a suceder, la emoción y la intensidad del juego se recompensan muchísimo. Hay muchos videojuegos distintos que aplican estas normas de azar en sus mecánicas, pero veamos unas cuantas para poder ejemplificar este concepto con mayor claridad.

Uno de los tipos de videojuegos más populares en estos momentos son los títulos deportivos. Sean de fútbol o de baloncesto, este tipo de juegos cuentan con una inteligencia artificial que hace que los movimientos de los equipos contrarios se vayan construyendo con lógica y sentido común; así, los partidos resultan más naturales y el jugador se encuentra con una dificultad que se asemeja a las opciones que ha seleccionado de forma anterior. Evidentemente, el azar en cómo se van a comportar los jugadores frente a uno u otra situación es lo que hace que la emoción se sienta en cada una de las partidas. Si los contrarios siempre realizaran los mismos movimientos, el juego dejaría de tener sentido.

En otros juegos que se centran en las aventuras de un personaje principal también tenemos ejemplos de este tipo. En videojuegos donde hay que terminar con ciertos “jefes finales” en cada una de las zonas por las que se pasa, se obtienen mecánicas de lo más diversas para añadir más dificultad a los combates que se presentan al jugador. Pese a que el número de movimientos de los enemigos, evidentemente, está pautado con anterioridad, el qué harán puede llegar a ser una incógnita para el jugador. Eso hace que tenga que estar alerta en todo momento, y que cada una de sus partidas tengan la emoción necesaria como para que quiera seguir adelante con la aventura.

Como último ejemplo, tenemos a los videojuegos más vanguardistas en este sentido, los que generan sus mapas de forma aleatoria. Estos juegos, que normalmente van “por pantallas”, sitúan al jugador en mundos de lo más diversos que se van generando de forma automática por el videojuego, siguiendo obviamente algunos patrones. Así, el jugador se encuentra siempre con novedades mientras está jugando, y cada una de sus partidas tiene matices realmente únicos. Este es probablemente uno de los ejemplos más evidentes para comprobar que el azar y, en definitiva, la aleatoriedad en el mundo de los videojuegos son algunos de los componentes más importantes para poder captar la atención de los jugadores.

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Revista NEO 297

 


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