¿Resulta ético el estudio del cerebro con herramientas invasivas de las Neurociencias?

Por Jeyvan Sánchez director general de KBB Negocios, catedrático de la Universidad Anáhuac, Tec de Monterrey e Ibero

 

Las neurociencias ayudan a comprender mejor el funcionamiento cerebral y nervioso del ser humano y con ello, su comportamiento. Gracias a estudios que se han hecho a lo largo del tiempo, las neurociencias han ampliado sus conocimientos en diferentes ramos, tanto en la biología, la psicología, psicofarmacología etc., contribuyendo ampliamente en aportes de la plasticidad celular y molecular, el envejecimiento y muerte neuronal, funciones, lenguaje, etc.

Jeyvan

 

En este sentido surge una incógnita en algunas disciplinas como la filosofía, ética, neurociencia cognitiva, neurociencia social, psicofisiológica, entre otras, que se han preguntado si resultan éticos los estudios invasivos en el individuo para llegar a conclusiones y establecer hipótesis que ayuden a las personas a mejorar sus procesos mentales, pero también al uso de estos datos por parte de otras persona o empresas.

Las neurociencias y la obtención de datos como materia prima

Conocer el comportamiento de las personas en distintas situaciones permite tener una gran cantidad de datos que otorgan elementos útiles para incidir en el mismo, ya sea para mejorar la calidad de vida y los procesos mentales, pero también para establecer nuevos comportamientos y manipulaciones.

 

En este sentido, surge la disyuntiva entre muchas personas para determinar si estos estudios realmente aportan a la sociedad y la ciencia. y si resultan éticos. Existen muchos caminos que conducen al investigador a llegar a una conclusión certera y para ello, se determinan pruebas piloto en un número de individuos, a los cual es se les deberá hacer algún estudio, ya sea psicológico o estudios invasivos que requieren de cirugías para poder acceder al tallo cerebral o incluso hacer incisiones dentro de los lóbulos parietales.

 

En muchas ocasiones los estudios llevan a críticas muy fuertes por parte de la comunidad científica, cómo resultó el caso de J. Sieber, quien fue fuertemente cuestionado sobre sus procedimientos, en donde se consideraba que las consultas y las prácticas con los pacientes cumplían con el derecho de privacidad y código de ética que dicta la psicología.

 

Algunos futuristas como John Thoronhil consideran que la inteligencia artificial cada día hará más vulnerable al ser humano. Hoy en día Elon Musk, el multimillonario de la tecnología, quiere añadir sistemas avanzados de electrodos dentro del cerebro, esto conlleva a que exista un avance significativo entre la relación que se tiene entre el cuerpo humano y la máquina, todo con la intención de mejorar nuestras capacidades cognitivas y con ello, tener una interfaz más cercana entre los algoritmos computacionales y las neuronas humanas.

 

En mi empresa, nos dedicamos a establecer un contacto entre chips inteligentes insertados dentro de la muñeca para generar comandos directamente a software en computadoras. Con esta tecnología se puede recabar datos del comportamiento humano por medio de inteligencia artificial y con ellos elaborar un análisis detallado de los gestos, comportamientos, clics en una página web, movimientos por geolocalización, control de objetos físicos en el internet de las cosas, etc, y a menudo nuestros clientes se preguntan si la base de datos generadas estará segura dentro de los servidores.

 

Para garantizar la seguridad de los datos, hemos firmado convenios de privacidad nacionales e internacionales que regulan la protección de datos; así cómo avisos de protección de privacidad para que esta información sea resguardada. Sin embargo, la pregunta sobre la mesa: ¿es ético que una empresa tenga los datos personales de un individuo en su poder? Nuestra postura se basa es el resguardo y compromiso con nuestros clientes y la sociedad para utilizar estos datos en beneficio de miles de individuos, más allá de la capacidad de manipulación o generar cambios de comportamiento que beneficien a un grupo.

 

Philip K. Dick consideraba que la tecnología de la interfaz neuronal era una realidad científica mas no ciencia ficción, esta tecnología ha llegado a nuestras vidas como es el caso de los implantes cocleares que ayudan a más de 400,000 personas con problemas de audición, así como los electrodos implantados en los cerebros de miles de personas para mejorar la enfermedad del Parkinson.

 

Los dispositivos tecnológicos han mejorado la calidad de vida. ¿qué hubiese sido de todas las personas qué necesitan hoy en día marcapasos, sin antes haber hecho pruebas en otros individuos?, ¿o de aquellas personas que viven gracias al reemplazo de un riñón hecho en una máquina?

 

Sara Chan investigadora de la Universidad de Edimburgo en ética tecnológica neuronal,  afirmó que la tecnología entre la interface de las neuronas y las máquinas a ganado un gran espacio entre la comunidad médica e incluso entre la industria pero también advirtió que estas tecnologías también plantean cuestiones filosóficas fundamentales que la sociedad y los legisladores de los países deben someter a un amplio debate: “entre más nos convirtamos en una máquina perderemos más la conciencia humana y de ser así, ¿cómo será la relación entre los individuos, existirán los dogmas, religiones, e incluso tendencias filosóficas?”.

 

Algunos investigadores consideran que existe un peligro en permitir que los pensamientos se conviertan en la materia prima para obtener datos duros que beneficien a las industrias, como es el caso de las agencias de publicidad o de marketing. Un ejemplo actual es el algoritmo en los patrones de búsqueda de Google o también llamado el re-marketing dentro de las páginas web, el cual a través de un código HTML que se inserta en nuestros navegadores, permite entender la manera en que el cibernauta utiliza la web y con ello se manda publicidad segmentada. Ahora la pregunta es, ¿si utilizamos el cerebro y específicamente los pensamientos estaríamos atravesando ese umbral? eso es algo que Marcello Lenka, catedrático de bioética de la universidad de Eth Zurich afirma qué ha sucedido por ya algunos años.

 

El desarrollo de la ciencia debe ser impulsado, pero al mismo tiempo, debemos ser muy éticos sobre el uso de los datos; además como usuarios tenemos la obligación de informarnos y establecer de manera consciente si nuestros datos serán públicos o privados. Indudablemente, el uso de estas tecnologías mejorará la calidad de vida de millones de personas, creando un mejor mundo para todos: seguro, consciente y ético.

 

En mi visión sobre el uso de chips que usamos en la empresa, considero que que estos no deben estar únicamente enfocados en controles motrices, radiofrecuencia de impactos neuronales, conexión con datos en la nube, etc,  sino también en el uso de estos datos para generar mejores sistemas de gestión empresarial que generen mejores dividendos, acorte los tiempos de retorno de inversión y con ello, generar más empleos, mejores productos y servicio, competencia y sobre todo satisfacer las necesidades de nuestros clientes.

 

Si respetamos los códigos de ética, el estudio del cerebro puede ser de gran utilidad para la sociedad actual y futura.