¿Fobia a las redes?

Por Raymundo Rubio, Director de Interia, comunicación y soluciones digitales.

A la par que las capacidades de interacción se vuelven más relevantes, también aparece las fobias a las redes sociales, tal paradoja podría perjudicar las carreras profesionales e incluso la vida social de muchos profesionistas.

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Imagen: Pixabay

Contrario a lo que se supone, esta renuencia a emplear y ampliar las redes sociales no se limita a determinadas áreas o formaciones laborales. Se trata de una renuencia poco estudiada y que cada vez repunta más.

La creación de redes hace que las personas se sientan moralmente “impuras”, especialmente los trabajadores de base de la pirámide organizacional, que ven la participación en la creación de redes como egoísta. Tal aversión, llamado factor "ick", implica una falta de conexión que impacta de manera negativa el rendimiento laboral. Por ejemplo, los abogados que se sienten “sucios” con respecto a las redes, tienen menos horas facturables que sus contrapartes no molestas con las redes.

La fobia o reticencia a las redes aparece cuando las personas abordan a los otros con un enfoque de promoción. Es decir, piensan en esperanzas y aspiraciones y lograr el mejor resultado posible. La aversión también aparece si se dirige a la prevención o en mantener un estado de seguridad.

Si bien la mayoría presenta una tendencia natural hacia un estilo u otro, es posible abordar una situación particular con un enfoque diferente al de nuestras inclinaciones típicas. Podemos ver la creación de redes, por ejemplo, a través de una lente de prevención, como un deber profesional, o a través de una lente de promoción, como una forma de lograr los objetivos de uno.

Ahora, cuanto más centradas en la promoción están las personas, tienen menos preocupaciones respecto a las redes y las utilizan más.

La investigación sugiere que, para aquellos que detestan las reuniones de hora feliz y las reuniones de empleados, un cambio de actitud podría ser el boleto para una red más grande y una carrera más productiva.

Ahora, existen dos tipos diferentes de redes: las espontáneas, no intencionales y intencionales y concertadas.

Cuando se asume que la creación de redes puede ayudar a las personas a estar a la altura de sus más altas aspiraciones existen más posibilidades de que se establezca un networking efectivo y se amplíes la participación en redes sociales. Sin embargo, si se enfoca la creación de redes como una importante obligación profesional, la efectividad en el establecimiento de contactos baja.

Al mismo tiempo, el enfoque de promoción induce a generar màs y mejores contactos espontáneos. Se genera una actitud gregaria natural.

Pensar en la creación de redes como una oportunidad en lugar de una carga, es el mayor obstáculo que debemos superar. Cuanto más se ven las redes a través de esa lente centrada en la promoción, es más fácil generar y mantener contactos en el sector económico en el que participamos, e incluso de otras industrias.

También puede ayudar recordar que la creación de redes no es solo egoísta. Cada uno puede beneficiar a los demás en distintas formas.

En una era en la que se puso a prueba nuestra creatividad para interactuar con los demás y generar acuerdos “a distancia”, es claro que la conexión con los demás es una habilidad que permanecerá por siempre en el ámbito social y laboral.

¿El gran estímulo para crear redes sociales? Acceder a nuevas maneras de ver el mundo, compartir y enriquecer nuestra propia percepción de las cosas.