Más oportunidades, menos límites: niñas en el deporte
Por Paola Martínez Castro, directora de Comunicación y Responsabilidad Social de Iberdrola México

Recuerdo con nitidez mi infancia entre canchas de baloncesto, partidos de kickball y tardes de ping-pong. Practicar deporte ha sido, desde entonces, una fuente de diversión, compañerismo y la manera más natural de fortalecer amistades. No lo sabía en ese momento, pero ese impulso lúdico sembró en mí habilidades que sigo cultivando hasta hoy: el trabajo en equipo, la constancia, el respeto y la resiliencia.
Ahora, como madre de dos hijas, veo claramente el gran valor que tiene la actividad física en su formación. Una de ellas encontró en el fútbol su pasión y la otra lo hizo en el ballet, una expresión artística que implica mucho esfuerzo y disciplina. A pesar de las diferencias entre actividades, ambas han ganado, con la práctica, confi anza, equilibrio emocional y una conciencia más plena de su cuerpo y de sus capacidades.
Esa es, justamente, la potencia transformadora del deporte en la vida de las niñas: les da fuerza, motivación y dirección.
Sin embargo, aún hay mucho por hacer para asegurar que todas las niñas tengan acceso y estímulo sufi ciente para involucrarse en el deporte. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua (ENSANUT 2023), sólo el 19.4 % de las niñas de entre 10 y 14 años realiza sufi ciente actividad física (al menos 60 minutos al día), frente al 42.2 % de los niños. En la adolescencia, aunque hay una mayor participación de las chicas, la brecha persiste: 45.9 % de las jóvenes entre 15 y 19 años son activas, comparado con el 55.4 % de los varones.
Esta diferencia refl eja barreras estructurales y sociales profundamente arraigadas. Todavía prevalece la percepción de que ciertos deportes “no son para niñas”, o que su cuerpo debe cuidarse, no exigirse. Nada más lejos de la verdad: el deporte no masculiniza, empodera. No endurece, fortalece. Y, sobre todo, no limita, sino que expande y da alas. Es fundamental que rompamos estos estereotipos e impulsemos la participación de las niñas y las jóvenes en todas las disciplinas deportivas, para que puedan disfrutar de los enormes benefi cios que ofrece la actividad física.
También es esencial ofrecerles referentes. Mostrarles a mujeres que hoy brillan en diversas disciplinas deportivas y, igual que ellas, un día también fueron niñas buscando su espacio. Ver esos ejemplos no sólo inspira, sino que también valida sus esfuerzos y sus sueños.
En defi nitiva, promover el deporte en las niñas es abrirles la puerta a una vida más saludable y plena. Es darles herramientas que usarán en todos los ámbitos y durante toda su vida adulta.
La clave está en permitirles explorar. Como madres, padres, docentes o tutores, tenemos la responsabilidad de acompañarlas a descubrir qué les apasiona. También desde la iniciativa privada podemos aportar nuestro grano de arena con programas como DestElla, que Iberdrola México creó para empoderar a las mujeres a través del deporte, y que actualmente impulsa la rama femenil del rugby.
Los deportes promueven valores tan fundamentales como el respeto, la responsabilidad y la disciplina. Valores que, si los llevamos más allá del campo, brindan autoestima a las mujeres y, cuando se convierten en una suma de voluntades, llegan a transformar comunidades.