¿Piel dañada por cambio de clima?
Aunque todos los días la piel está expuesta a actividades cotidianas que la pueden dañar y alterar, en invierno se suman dos factores más: frío y viento. Las zonas más afectadas son el rostro, especialmente mejillas, nariz y labios; además del escote y las manos, ocasionando una agresión en la piel.
Tanto adultos como niños son propensos a presentar algún daño en la dermis durante la época invernal, mismo que se caracteriza por sensación de tirantez, poca elasticidad, descamación e irritación que conduce al rascado y éste a su vez, a una agresión física. Por ello, es importante tomar las medidas necesarias para prevenir y aliviar cualquier variación de su función natural o su estética, ya que, el cambio de clima también provoca una aceleración del envejecimiento cutáneo.
Antes de hablar sobre los cuidados durante esta temporada, así como de la importancia de la hidratación, primero debemos recordar que una de las funciones de la piel es regular la temperatura del cuerpo y, por lo tanto, cuando entra en contacto con el frío, los vasos sanguíneos de la dermis se contraen para reducir el flujo de sangre y conservar el calor en otras zonas centrales. En consecuencia, como la cantidad de sangre caliente que llega a la piel es menor, las áreas expuestas al aire como los dedos de las manos, las orejas y la nariz se enfrían con mayor rapidez.
Sin embargo, esto disminuye el aporte de oxígeno y nutrientes, y propicia la pérdida de agua y lípidos, que en conjunto ocasionan la alteración de las características y su función como barrera, provocando inflamación del área, dolor y descamación anormal debido a una deshidratación que, si no se trata a tiempo, puede llegar hasta la formación de pequeñas grietas que la vuelven aún más vulnerable frente a microorganismos y sustancias irritantes.