¿Y en el 2022 qué pasará con los consumidores?
Por Adrián Pérez Cuadra, académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana
Finalmente llegó. El inicio de un nuevo año si bien no libre de una pandemia, si listo para iniciar con nuevos bríos y con consumidores renovados, ansiosos y al mismo tiempo dispuestos a seguir entregando su fidelidad a las marcas que los entiendan.
¿Cómo pensar en ese nuevo consumidor 2022?
Muchos han sido los estudios y la información que se ha hecho público en el último trimestre de este 2021, donde se muestra claramente la recuperación económica de sectores como el fast fashion, llegando a superar inclusive sus niveles del 2019, en la época pre pandemia. Y no solo eso. Seguramente quienes de ustedes estén leyendo este artículo se habrán podido dar cuenta que la vorágine de consumidores en centros comerciales, plazas, centros de entretenimiento y cualquier actividad de ocio pública y privada, han estado verdaderamente a reventar. Es lógico y al mismo tiempo un claro indicador de lo que este nuevo consumidor 2022 quiere y busca: satisfacer sus necesidades funcionales (vestir, comer) pero con esa inercia emocional de disfrutar todo lo que hagan, aunque la cartera sea la menor de las preocupaciones. Todos los diferentes sectores socioeconómicos están buscando redimir el tiempo en casa, algo así como cobrar la factura de meses de confinamiento a cambio de breves y quizá no tan económicos momentos de felicidad a través del consumo y experiencias en la calle.
La perspectiva se torna aún más interesante en el customer journey del próximo año
Un consumidor renovado
En la teoría del customer journey se plantea siempre un problema para tomar una decisión en nuestra experiencia de compra. ¿Un producto es mejor que el otro? ¿El precio será importante? ¿El empaque ecológico? y muchas posibilidades que nos podremos cuestionar al momento de estar frente a un anaquel, aparador, estante que se nos aparezca. El hecho de que un consumidor deba tomar una decisión apunta a la planeación estratégica por parte de las grandes marcas y el retail tradicional mexicano (ya sabemos que nos encanta salir a pasear y distraernos a las plazas). Pero ese retail que debe seducir al hombre, al papá, a la mamá o a la mujer, debe guardar conciencia del riesgo que implica la toma de decisiones de compra en un 2022 donde el usuario está renovado, ya sabe lo que realmente es importante y lo que podría en algún momento ser secundario. Ambos factores de decisión tienen la misma oportunidad de supervivencia comercial, y sin embargo, la diferenciación en un marketing mix más emocional seguramente será la pieza fundamental para el “me lo llevo” final.
Entre la compra tradicional y la compra digital
Algo que no se puede negar es que los mexicanos aún tenemos un camino largo por andar en el tema de las compras por internet. Ya pasada la pandemia en sus puntos más álgidos y críticos, las compras tradicionales y digitales tendrán que aprender a vivir juntas, llevarse bien y enamorar a ese gran consumidor que espera lo mejor de cada mundo. Es muy interesante lo que sucede por ejemplo en países como Estados Unidos, donde las compras y tiendas tradicionales viven desde hace algunos años una crisis importante y quiebras inminentes. Mientras que en nuestro país sigue siendo impactante la apertura de plazas, marcas emblemáticas con tiendas ancla de miles de metros cuadrados y a la par, cada vez más propuestas en el mercado en línea para satisfacer esa necesidad de practicidad, pero lo que es un hecho. Ya no estamos tanto tiempo en casa. Ese es el reto para el 2022.