Confiar en el valor de la innovación en salud: LLYC
La pandemia no sólo se llevó la vida de seres queridos, personal sanitario y miles de personas que no alcanzaron a tener una vacuna o atención médica adecuada; también se llevó miles de empleos y generó una crisis económica sin precedentes, que demostró que la salud y el bienestar en general son parte esencial en la economía global.
La firma global, consultora en Comunicación Estratégica, Marketing Digital, y Asuntos Públicos, LLYC, en su Centro IDEAS LLYC, área de investigaciones y estudios en donde a través de una combinación global de intercambios de conocimientos identifican, enfocan y plantean los nuevos paradigmas de la sociedad y tendencias de comunicación, desde un posicionamiento independiente, desarrolló un informe, sobre lo que la pandemia se llevó con una serie de recomendaciones para que los gobiernos y empresas puedan colaborar en recuperar la confianza y, sobre todo, aprovechar los recursos actuales para contrarrestar los años perdidos en la salud y bienestar de la población.
Con esto en mente, y sabiendo de los importantes retos en materia de percepción pública, reputación y relacionamiento en el sector salud, LLYC desarrolló al informe: “Lo que la pandemia se llevó: el ABC para recuperar la salud y la confianza en las empresas”, un análisis sobre el impacto de dos años perdidos en algunas áreas de la salud y el impacto en la vida de muchos pacientes, sobre todo, con enfermedades crónicas.
El análisis, hace algunas recomendaciones para que los gobiernos, la comunidad médica y las empresas tanto farmacéuticas como de dispositivos médicos, diagnóstico y de tecnologías para la salud, aprovechen los aprendizajes y diseñen estrategias para recobrar la confianza de la sociedad en general en el valor de la innovación en salud.
“La COVID19 evidenció lo poco preparados que están los sistemas de salud para enfrentar emergencias sanitarias, la falta de apoyo a los profesionales de la salud que carecen de equipo, infraestructura hospitalaria, material clínico y, en algunos casos, de medicamentos necesarios para ayudar a sus pacientes. Asimismo, nos dejó clara la relevancia que tiene para todos los involucrados en el sector sanitario, el tener buenas estrategias de comunicación para generar confianza en la importancia de la innovación para enfrentar retos de salud pública como la reciente pandemia”, comentó Javier Marín, director Senior Healthcare Américas en LLYC.
Algunas recomendaciones derivadas del estudio:
1. Ganar confianza. En el actual entorno de cambio, las empresas farmacéuticas, de diagnóstico, dispositivos y tecnologías para la salud tienen un compromiso para trabajar de manera conjunta con gobiernos y otros participantes del sector salud, y ofrecer mejores servicios para los pacientes. Comunicación proactiva, frontal, transparente, colaborativa y ubicando los territorios de conversación adecuados pueden recuperar la confianza de la sociedad. Las empresas se deben convertir en coprotagonistas de la agenda pública y de la generación de credibilidad.
2. Entender el entorno y el valor de los datos. Es todavía incipiente el uso del big data y la inteligencia artificial para la identificación y uso de información generada por médicos y pacientes por parte de las empresas del sector salud, y el potencial es muy alto, ya que permiten comprender el contexto en el que se prescriben losmedicamentos y el impacto de su adherencia. Sin duda, las empresas que usen las nuevas tecnologías para investigar, entender el entorno y descubrir los desafíos que tienen médicos,pacientes y sistemas de salud pueden tener grandes ventajas competitivas.
3. Fortalecer el liderazgo. Contrarrestar la desinformación y dominar la conversación. Con el acceso a internet, los pacientes han tomado el control del autodiagnóstico, por lo que ya no basta con generar boletines de prensa para medios tradicionales de comunicación, sino usar la transformación digital y la creación de contenido fresco, atractivo y confiable para que los pacientes puedan acceder a información veraz por los canales adecuados y, de esta manera, contrarrestar los vacíos y riesgos que genera la desinformación.
“Seguimos viendo que las brechas socioeconómicas persistentes y crecientes resultan en grandes discrepancias en la calidad de la salud de las personas. Una reciente medición encontró que la diferencia en la esperanza de vida llega a ser de hasta 18 años entre los países desarrollados y los menos desarrollados. Además de incrementar la inversión que los países realizan a la atención de la salud, también es igual de importante que los pacientes, sus familiares y en general todos tengamos mayor conocimiento sobre la salud, y es responsabilidad de gobiernos y empresas mejorar la forma de comunicarse con ellos”, concluyó Luis Anaya, director senior Healthcare Región Norte en LLYC.