Estamentos, clases sociales y niveles socioeconómicos

Por Iván Castro Rivadeneyra. Director General en PQR Planning Quant

 

“Estamos segmentarizados por todas partes y en todas direcciones. El hombre es un animal segmentario. La segmentaridad es una característica específica de todos los estratos que nos componen. Habitar, circular, trabajar, jugar: lo vivido está segmentarizado espacial y socialmente.”

DELEUZE Y GUATTARI, MIL MESETAS, Capitalismo y esquizofrenia.

 

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Imagen: Pixabay

Lejos del comunismo primitivo -una de las pocas sociedades no jerárquicas-, las sociedades humanas se han organizado, explícita o implícitamente, en grupos que se diferencian entre ellos justamente por las similitudes de los individuos que los conforman. Las motivaciones que han estado detrás del establecimiento de grupos sociales han sido estudiadas por diversos autores. Mientras que los estamentos son producto de una asignación de honor común -positiva o negativa- de sus integrantes, las clases tienen un fundamento puramente económico (Weber, 2014). Las sociedades estamentales valoran más el prestigio que la riqueza en sí misma. En las sociedades estamentales las jerarquías se definen a partir de la reputación que representa el ejercicio de sus profesiones; dejando en la mejor posición las actividades religiosas, gubernamentales o militares y en peor estima las labores comerciales, artesanales y agropecuarias. A pesar de que, en las sociedades estamentales la propiedad de bienes no determina totalmente la pertenencia a determinados grupos, existen claros privilegios económicos para los estamentos superiores. En las sociedades estamentales las posiciones sociales se heredan de generación en generación y muy difícilmente existe la posibilidad de moverse de un estamento bajo a uno superior.

Por otra parte, las clases sociales se consolidan como el resultado de la pugna por la propiedad privada de los medios de producción -como lo establecieron Marx y Engels-, o como una acumulación de oportunidades de acuerdo con el análisis weberiano. Para entender la propuesta weberiana a la definición de clase hay que considerar que las personas tienen atributos individuales como son: su educación, sexo, edad, lugar de residencia, fisonomía, etc. Al mismo tiempo, los individuos están inmersos en una serie de condiciones materiales como, por ejemplo: el hogar que habitan, el acceso a servicios de salud, sus ingresos, los beneficios que otorgan las relaciones de poder con otros miembros de la sociedad etc. Los atributos individuales de las personas determinan las oportunidades de elección en una economía de mercado que a su vez impactarán en las condiciones materiales de vida. Cuando un grupo social determinado comparte características similares tanto de atributos individuales como de condiciones materiales, este grupo conforma una clase social (Wright, 2018).

En la actualidad, el foco recae en el entendimiento de los atributos individuales adquiridos -en particular y preponderantemente la educación-, y de las condiciones materiales -ampliadas a conceptos de calidad de vida- para determinar niveles de bienestar que, en esencia, constituyen niveles socioeconómicos. En México, instituciones gubernamentales y académicas han propuesto diversas alternativas metodológicas a la medición de la población en pobreza, es decir, del segmento poblacional con un nivel de bienestar por debajo del mínimo requerido. Es por lo anterior que, las definiciones de nivel socioeconómico en este país deben coincidir en su marco conceptual con la manera en la que se dimensiona el segmento identificado como pobre; además de incluir otras variables orientadas a medir comportamientos de consumo que vayan más allá de la supervivencia.

En los estudios para el cálculo de población en pobreza se han utilizado las siguientes fuentes de bienestar:1) ingreso corriente, 2) activos básicos de los hogares -como vivienda y equipamiento-, 3) activos no básicos, 4) acceso a servicios gubernamentales, 5) tiempo libre y 6) conocimientos (Boltvinik, 2013). Por otra parte, de acuerdo con la Ley General de Desarrollo Social en su artículo 36 del año 2018, los indicadores mínimos que se deben considerar en la medición de la pobreza multidimensional son: 1) Ingreso corriente per cápita, 2) rezago educativo promedio del hogar, 3) acceso a los servicios de salud, 4) acceso a la seguridad social, 5) calidad y espacios de la vivienda digna y decorosa, 6) acceso a los servicios básicos en la vivienda, 7) acceso a alimentación nutritiva y de calidad, 8) Grado de cohesión social -qué tanto los integrantes del hogar se pueden apoyar en sus redes sociales ante situaciones que requieran de su apoyo- y 9) grado de accesibilidad a carretera pavimentada  (Cortés, 2020).

Ahora, con relación a la identificación de variables que vayan más allá de la supervivencia de los hogares, el INEGI realizó un esfuerzo por caracterizar a la clase media en México, obteniendo los siguientes rubros generales de gasto: 1) los relacionados al mantenimiento de activos físicos, 2) los vinculados al capital informacional de los hogares, 3) los vinculados al capital relacional (social) de los hogares y 4) los gastos relacionados al capital simbólico de los hogares (presentación frente a la sociedad).

En conclusión, a partir del entendimiento de las sociedades estamentales hasta las sociedades contemporáneas constituidas por conglomerados que comparten condiciones socioeconómicas similares, es posible observar la interrelación existe entre estamentos, clases sociales y niveles socioeconómicos. Además, para contar con un algoritmo que ayude en la clasificación de los hogares o las personas en niveles socioeconómicos habrá que tomar en cuenta las experiencias recientes en la medición de la pobreza y de otros esfuerzos que han ayudado a identificar la escala de grises que se observa desde los hogares más marginados hasta los hogares de niveles medios y altos. Mientras no exista esta coordinación, las distintas instancias encargadas de estudiar los mismos fenómenos proporcionarán información que indefectiblemente nos llevarán a comparar peras con manzanas.

Referencias

  1. Weber, Max. Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 2014.
  2. Wright, Erik Olin. Comprender las clases sociales. España: Ediciones Akal, 2018.
  3. Boltvinik, Julio y Damián, Araceli. La pobreza en México y el mundo. México: Grupo Editorial Siglo XXI, 2013.
  4. Cortés, Fernando. Medición multidimensional de la pobreza en México. FLACSO México, 2020.

INEGI Dirección General Adjunta de Investigación. Cuantificando la clase media en México 2010-2020. México: INEGI, 2021.

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