Las relaciones públicas y el futuro
Por Edgar García*
Cada cierto tiempo, en el ecosistema de la comunicación y las relaciones públicas se vuelve a abrir el debate acerca del perfil que deberá tener el profesional de esta industria en el futuro.
En su momento, el maestro Jean Domette habló del manejo de los idiomas y la multiculturalidad. Claro, porque ambos eran temas de consenso en aquella época. Como en esta época lo son la gestión de influencers, el desarrollo de content marketing, el máximo aprovechamiento de la data y la lectura de las métricas.
Todo esto se refleja en una imperiosa necesidad al interior de las empresas por contar con “expertos” en redes sociales. Y justamente muchas están centrando la descripción de perfiles en este tipo de conocimiento. Lo cual podría tratarse, más bien, de un espejismo.
Cuando el cine se volvió un fenómeno surgieron los expertos en el tema, mismo caso que con la radio y la televisión; en los hechos, se busca capitalizar de manera inmediata los nuevos medios, obteniendo ventaja sobre la competencia, consiguiendo más consumidores o bien catapultando el posicionamiento corporativo.
Lo que muchas instituciones no advierten —sobre todo en el caso del último escenario: el del posicionamiento corporativo— es que, en ocasiones, contratan técnicos, no estrategas. Y una empresa que valora su reputación y la de sus productos necesita algo más que un operador de consola: necesita un strategical thinker.
A lo largo de mi trayectoria como consultor en comunicación y como académico en las universidades más importantes del país, he visto la caída en la profundidad de análisis y la ejecución de los alumnos. El rigor en la formación parece un valor irrelevante. Temas como la construcción de escenarios, el manejo de crisis y la teoría de juegos parecen secundarios en este momento. Y estoy cierto que ahora es cuando más se necesitan.
Claro que es importante el social media listening, el engagement y todo aquello que la comunicación digital nos enseña cada día pero, al menos en el caso de la comunicación corporativa, se esperaría que cada vez más, los profesionales de hoy, también supieran leer un reporte anual de resultados, que conocieran las políticas públicas que afectan a su cliente y al sector, que estuvieran al tanto de las posibles consecuencias de la geopolítica en el negocio.
En el contexto educativo, hay sólo cinco universidades públicas en México que ofrecen las carreras de Relaciones Públicas con diferentes nombres. En el sector privado hay 70 programas en 38 instituciones de educación superior en 25 ciudades de todo el país.
En 2016 se matricularon 3 742 alumnos en las carreras de relaciones públicas, de los cuales 646 se graduaron y 410 lograron un título. Ese mismo año, en los programas de maestría se registraron 428 estudiantes en relaciones públicas y en el campo profesional, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Profesionales de las Relaciones Públicas (PRORP), en marzo de este año se tenían contabilizadas 150 agencias de relaciones públicas.
Podría decirse que, con base en la información disponible, de ese tamaño es aproximadamente el potencial de formación de futuros strategical thinkers, si reconocemos el alcance estratégico que tienen las relaciones públicas en comparación con otras disciplinas, como el marketing, la publicidad y otros enfoques de la comunicación.
No se trata de provocar división entre los diferentes actores del ecosistema, sino de llamar la atención sobre la necesidad de la formación de cuadros con un perfil específico, aunque también integral, que pueda igualmente contribuir, desde una perspectiva más amplia, al logro de los objetivos de las organizaciones. De hoy y del mañana.
*Profesional de la comunicación y las relaciones públicas, con más de 25 años en la Universidad Iberoamericana, Universidad Panamericana y Universidad Nacional Autónoma de México; primer mexicano en impartir en nuestro país a nivel maestría el módulo de Prevención y manejo de crisis.
