7 de cada 10 mexicanos no saben qué son los deepfakes

El auge de la inteligencia artificial está tomando al mundo por sorpresa con aplicaciones capaces de replicar de forma muy exacta las capacidades de los seres humanos en una extensa variedad de ámbitos. El despliegue de aplicaciones de IA de última generación comenzó con el lanzamiento de ChatGPT, y continúa desde entonces con un goteo incesante de nuevas plataformas de IA para hacer todo tipo de tareas.

Entre las capacidades de esta nueva generación de aplicaciones IA se encuentra la posibilidad de generar imágenes con un extraordinario realismo fotográfico. Algunas de las aplicaciones más populares en este aspecto son Midjourney o Dall-E, plataformas que han ido aumentando la calidad de sus imágenes artificiales a un ritmo sin precedentes, y que son capaces de generar fotografías ultrarrealistas en cuestión de segundos.

Estas fotografías artificiales suponen un problema en sí mismas porque permiten a cualquier usuario crear imágenes muy creíbles y prácticamente indiscernibles de una imagen real. Están circulando imágenes falsas de todo tipo, algunas mostrando vehículos oxidados para desprestigiar a una famosa compañía automotriz, otras mostrando las calles de Nueva York repletas de basura, y otras con Taylor Swift de protagonista practicando actos obscenos.

El peligro de los deepfakes y la desinformación a gran escala

Millones de personas tienen acceso a este tipo de imágenes falsas cada día a través de redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok o X, y lo peor es que en muchos casos creen que las imágenes son auténticas. El realismo de los deepfakes es tan extraordinario que con frecuencia no pueden distinguirse de una imagen verdadera, lo que genera verdaderos problemas a la hora de regular y limitar su distribución online.

Este problema se agrava si consideramos que la tecnología de los deepfakes se puede emplear también para crear videos falsos. Al fin y al cabo, un video es una sucesión de imágenes, así que solo era cuestión de tiempo y de potencia computacional que las empresas de inteligencia artificial lograran desarrollar algoritmos capaces de crear videos falsos con un extraordinario nivel de credibilidad. Por desgracia, la era de los deepfakes ya está entre nosotros.

Se teme especialmente que se utilicen estos videos falsos para divulgar desinformación en las campañas electorales, sobre todo en el caso de las que se producen en los Estados Unidos y en las principales potencias europeas. Por eso en los próximos meses podemos encontrarnos con videos de Joe Biden o Donald Trump diciendo cosas que nunca han dicho, y lo mismo puede ocurrir durante la precampaña en las elecciones mexicanas.

7 de cada 10 mexicanos no tienen conocimiento de los deepfakes

Se estima que 7 de cada 10 mexicanos no saben lo que es un deepfake, de manera que son mucho más propensos a creer la desinformación divulgada por estos videos falsos. Este problema se agrava si consideramos que los videos deepfake se pueden distribuir a través de múltiples cuentas bot en todas las redes sociales, de manera que después son compartidos por cuentas relevantes cuyos usuarios creen que se trata de un video real.

La asociación del video deepfake compartido con una cuenta relevante de artistas, políticos o influencers puede crear grandes problemas de desinformación. Incluso si después la persona que había compartido el video falso descubre que se trata de un deepfake y así lo comunica a sus seguidores, el daño ya está hecho, porque miles de sus seguidores pueden haber compartido el video y contribuido a que se vuelva viral.

¿Cómo podemos protegernos frente a la desinformación online?

Las redes sociales están siendo un objetivo cada vez más prioritario entre los ciberdelincuentes para distribuir contenidos falsos y maliciosos. Y lo peor es que podemos ser víctimas de los deepfakes no solo como usuarios de estas redes, sino también como ‘protagonistas’ involuntarios de estos videos. El riesgo es especialmente acentuado entre mujeres jóvenes que pueden ser víctimas de deepfakes con contenido sexual falso.

Restringir el acceso público a nuestras fotografías y videos online es una de las mejores formas de protegernos ante este tipo de deepfakes. Ante la ausencia de control por parte de los gobiernos, debemos esforzarnos para mantener nuestros datos en privado y no ofrecerles a los hackers materiales que puedan usar para crear videos falsos con nuestro rostro. Usar una VPN online con un sistema anti-phishing también nos ayudará a no compartir fotos webs falsas.

En cuanto a los deepfakes de índole política, tenemos que hacer un esfuerzo para no ser permeables a los contenidos falsos, y nos conviene verificar los videos virales que muestran a personas famosas diciendo cosas controvertidas. Acudir a sus cuentas oficiales y contrastar la información en la prensa digital puede ayudarnos a no caer víctimas de estos intentos de desinformación. ¡En un mundo donde todo puede ser falso, no debemos ser crédulos!

Version Digital NEO

Revista NEO 297

 


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