Más del 50% del PIB global depende de servicios ecosistémicos como el suministro de agua potable y la regulación del clima. Además, la tecnología actual permite reducir hasta en un 40% el consumo de agua en comparación con sistemas convencionales. A sabiendas que los recursos naturales no son infinitos, la eficiencia energética y la reducción del desperdicio están marcando el camino.