¿Cómo preparar a los Leonardo Da Vinci del Siglo XXI?

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Por:  Everett Historical /Shutterstock

Por Rafael Rangel Sostmann, asesor para el Presidente de la Arizona State University (ASU), Michael Crow.


Constantemente me encuentro con información (a través de artículos y videos en YouTube) de personas que pronostican el futuro sobre cuáles serán las carreras universitarias con más demanda en los próximos años, debido al cambio tecnológico que estamos viviendo. Estos futurólogos hablan de cómo las nuevas tecnologías y la innovación generarán una nueva generación de empresas con numerosas fuentes de trabajo. Estos futurólogos también hablan  de la rapidez con que los conceptos y conocimientos que los estudiantes están aprendiendo en sus primeros años universitarios se harán obsoletos pronto, muchos de ellos antes de que logren terminar sus estudios.  También hablan de cómo los profesionistas tienen que reinventarse varias veces durante su carrera profesional, y sobre el número de diferentes empleos que tendrán antes de llegar a los 35 años.


Visto desde una perspectiva simplista, estos pronósticos, aunque son ciertos en muchas de sus conceptos, son también exagerados en sus proyecciones. Sin embargo, es importante concluir que un estudiante recién graduado se enfrenta a una gran incertidumbre sobre su  futuro, especialmente en un país como México. Si a esto le sumamos el complejo contexto internacional y la volátil relación con Estados Unidos, la incertidumbre se convierte en una constante. 
La pregunta fundamental entonces es: ¿cómo debemos educar y preparar a los futuros profesionistas del siglo XXI?


Tradicionalmente en el sistema universitario mexicano se ha hecho énfasis en la especialización como una fórmula para preparar mejor a los estudiantes. En ese sentido, existen muchos  programas de estudio de licenciatura con materias propias de una especialización de nivel posgrado.


No obstante, hoy día es más importante hacer énfasis en las capacidades cognoscitivas básicas. Éstas incluyen la capacidad de aprender por sí mismo nuevas áreas de conocimiento, encontrar soluciones a problemas interdisciplinarios, así como la capacidad de trabajar con equipos multidisciplinarios. Todo lo anterior supone contar con la capacidad de aprender varias disciplinas. Es decir, que el egresado cuente con una visión más holística del mundo (que es contrario a lo que comúnmente se observa en las aulas). 


Adicionalmente, es importante desarrollar el pensamiento crítico de los estudiantes a través del estudio de las humanidades, y un pensamiento analítico a través del estudio de las ciencias exactas y las matemáticas. También es relevante prepararlos para comprender las implicaciones de nuevos descubrimientos como la nanotecnología, la inteligencia artificial, nuevas fuentes de energía, impresoras 3D, realidad virtual, etc. En especial, involucrarlos con las nuevas tecnologías en la educación como los sistemas adaptativos de aprendizaje, la realidad virtual, los MOOC, etc.  
Por último y realmente importante es comprender los sistemas socioeconómicos que generan la riqueza de un país, las prácticas que generan inequidad, y la realidad de nuestros sistemas políticos y sociales.


Es igualmente importante dar a los estudiantes  una visión de un futuro optimista, fomentar su espíritu emprendedor y un fuerte sentido deservicio a la sociedad. El último eslabón en su formación es infundir los principios de solidaridad, ética y respeto como pilares fundamentales en el desarrollo de una comunidad y de un país.

La siguiente gran pregunta es: ¿cómo lograr lo anterior? Parece una tarea titánica y casi imposible. Sin embargo, si abandonamos el proceso de aprendizaje clásico y convertimos a los salones en espacios dinámicos,  utilizados para debatir, analizar, presentar propuestas y crear soluciones, la recompensa será mayor. 

¿Cuál es el mayor reto para implantar un sistema como el anterior? El rediseño de la práctica docente de un profesor. El profesor tiene que aprender a ser un facilitador, a comprender temas multidisciplinarios, a saber guiar los debates de sus alumnos, a saber motivar a sus alumnos para que encuentren soluciones. Tiene que aprender a trabajar con profesores de otras disciplinas con el fin de diseñar programas y proyectos para preparar a los Leonardo Da Vinci del siglo XXI.
 
Rafael Rangel Sostmann es un académico mexicano que, de 1985 a 2011, ejerció como rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Actualmente funge como asesor para el Presidente de la Arizona State University (ASU), Michael Crow.
 

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Revista NEO 297

 


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