Sobrevivir ante la adversidad
Por Sharahí Zamudio, investigadora de temas de liderazgo y Directora de Licuadora, empresas de soluciones integrales de comunicación.
La longanimidad o grandeza de ánimo en las adversidades en la prueba de fuego que ahora enfrenta el liderazgo en el mundo. No se trata de buscar super héroes o seres carentes de miedo, sino de personas capaces de actuar de manera correcta ante la adversidad.
En Licuadora, un equipo multidisciplinario ideó un decálogo para generar resiliencia de las crisis y obtuvimos diez consejos que cada uno de nosotros puede emplear en cualquier crisis es su vida.
- Crisis es parte de la vida. Los problemas representan oportunidades. Sortearlas es pare de nuestro crecimiento personal y profesional.
- Aprendamos a relativizar. El pánico nos hace percibir los problemas como interminables y terribles. Conviene que tomemos distancia y veamos qué lecciones y oportunidades nos ofrece la crisis para poder aprovecharlas.
- Asumir el cambio y transformarnos. El cambio viene de fuera hacia dentro, la transformación va de dentro hacia fuera. El primero es efímero; la segunda, estable.
- Aprendamos a progresar con la crisis, a cuestionar y a indagar por el bien común. Desarrollemos nuestra capacidad crítica y nuestro criterio. No conformarnos con la resignación y el miedo, sino luchar, sobre esforzarnos, entregarnos y cooperar para crecer haciendo crecer a los demás.
- Crear y pensar de manera diferente. Aprovechar el nuevo escenario para reinventar nuestros hábitos y patrones de conducta. Conviene que desafiemos la rutina, rompamos la inercia, demos la vuelta a nuestro mundo y seamos rebeldes constructivos.
- Superarnos a nosotros mismos. Si queremos superar la crisis, hemos de superarnos a nosotros mismos en cada instante. Debemos convertirla en el desafío que nos lleva a extraer lo mejor de nosotros mismos en cada momento.
- Cultivar el optimismo y la confianza basada en la realidad. Es mejor dejar de hablar de fantasmas o amenazas y actuar en la realidad, dando siempre lo mejor de nosotros mismos. El destino es aquello que nos sucederá seguro si no hacemos nada para evitarlo.
- Integridad. Solo si cumplimos lo que prometemos y predicamos con el ejemplo seremos de confianza, y únicamente siendo de confianza seremos capaces de generar el compromiso en los demás.
- Buscar el sentido. Tenemos que vivir el duelo por lo que hayamos perdido, no es bueno negarlo. Pero podemos quedarnos con lo bueno del pasado, agradecerlo y hacer que esa gratitud crezca en nosotros y se convierta en un don que podremos entregar a los demás para que sus duelos sean más soportables y sus vidas mejores.
- Amar Si la vida tiene sentido es por el amor y por lo que este genera: belleza, verdad, calidad, bienestar, plenitud, alegría, felicidad y todo lo mejor que podemos vivir. Hemos de convertirnos, en lo personal y en lo colectivo, en una fuente deliberadamente consciente y activa de todo ello. La crisis es mucha menos crisis si amamos y nos sabemos amados.