Adaptar, clave de sobrevivencia

Por Julio César Briseño Cruz, CEO de Cénit Consultoría, banca de desarrollo.

Una secuela de la recesión Covid-19 es la abrupta caída de la innovación empresarial, a pesar de que ésta representa un factor de sobrevivencia en los mercados. ¿La razón? La falta de liquidez para emprender innovaciones radicales e incluso sólo de forma incremental. El rezago más grande se presentará en pymes y empresas familiares con menos de tres años de operaciones.

Camaleón

En esta recesión, las empresas luchan para cumplir con las obligaciones financieras básicas. Incluso si las empresas tienen acceso al crédito, la inversión en nuevos productos no es prioritaria. Paradójicamente los líderes empresariales reconocen que la innovación es crucial para repuntar el crecimiento económico. Incluso, existe una fuerte correlación entre el grado de innovación y la sobrevivencia durante una economía recesiva como la actual.

Cuando se pierde el foco en las personas, clientes y empleados, lo primero que sufre detrimento es el departamento de investigación y desarrollo. Se truncan los proyectos de innovación.

Esto va más allá de contar o no con recursos para hacerlo. Nueve de cada 10 créditos empresariales se solicitan para solventar las operaciones del día a día, no como parte de una estrategia de adaptación y resolución a nuevas expectativas de mercado y soluciones.

Es verdad que cuando una recesión golpea, el shock para la economía claramente detiene el desarrollo de productos. Culturalmente se asume que “no es prioridad” y tal mentalidad puede representar un alto riesgo corporativo.

Ahora, el 98% de los líderes empresariales determina que la disminución de esfuerzos para generar otros productos y servicios se debe a la falta de dinero y, concretamente, a la disminución de créditos.

En general, la falta de créditos se traduce en una disminución de al menos 30% en nuevos productos radicales y en 20% en innovaciones incrementales. Sin embargo, diferentes estudios muestran que la innovación radical –visualizada en términos prácticos con lo que queda fuera de la categoría original e incursiona en otra línea de negocio, es la que mayores beneficios económicos reporta.

En términos de costos esto tiene sentido, dado que la introducción de una partida muy diferente podría requerir más inversión, como maquinaria nueva.

Ahora, cuando las empresas con limitaciones de crédito lanzaron nuevos productos durante la recesión, éstos tendían a ser menos novedosos que los creados por la misma empresa durante otros tiempos.

Un aumento de una desviación estándar en las restricciones crediticias se vinculó con una caída del 20 por ciento en los primeros cuatro años de ventas en una nueva categoría de productos. Esto es, los impactos del shock no son temporales posiblemente porque los clientes no tuvieron el  el hábito de comprarlo en el pasado.

 

Ahora que las empresas luchan por sobrevivir, la innovación de productos puede ser relativamente una baja prioridad. Sin embargo, conviene ajustar sus productos en respuesta a las preocupaciones de los clientes sobre la pandemia.