¿Puede la inteligencia artificial ser socialmente responsable?

Por Martha Elizalde Durán, académica de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México

La inteligencia artificial IA o AI por sus siglas en inglés (Artificial Intelligence) no es un tema nuevo, pero desde hace unos días ha ocupado espacio en titulares y en discusiones en diversos sectores, sobre todo en el académico. Para describirlo de una forma sencilla, la inteligencia artificial es un campo que combina la computación (tecnologías de la información) y los datos (Big data) para permitir resolver problemas.

¿Puede la inteligencia artificial ser socialmente responsable?
Martha Elizalde Durán, académica de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México

Como modelo de lenguaje, la inteligencia artificial no tiene personalidad o conciencia. Es decir, carece de la capacidad de tener una ética o moralidad y su uso y los resultados dependen completamente de cómo se utiliza y qué se le enseña.

Sin embargo, es importante que los desarrolladores y los usuarios de tecnologías como ChatGPT respeten las leyes y los valores éticos y sociales mientras utilizan estas tecnologías. Seguramente todavía hay mucho por avanzar en el establecimiento de un marco ético para su aplicación.

Sin embargo, puede apoyar a la Responsabilidad Social de muchas maneras, algunos ejemplos incluyen:

Análisis de datos para identificar problemas sociales: puede ayudar a analizar grandes cantidades de datos para identificar patrones y tendencias en problemas sociales, como la pobreza, la desigualdad y la discriminación y buscar soluciones efectivas.

Mejora de la eficiencia de la ayuda humanitaria al ser utilizada para optimizar la distribución de recursos y buscar la eficiencia de la ayuda humanitaria en situaciones de emergencia.

Contribuye a la construcción e interpretación de indicadores que permitan medir el impacto social y medioambiental.

Impulsando la promoción de los Derechos Humanos al detectar y prevenir la discriminación en el acceso al empleo, al crédito y a la atención médica.

Fomenta la equidad y la inclusión: buscando la equidad y la inclusión al crear sistemas más justos y transparentes.

El impacto social y medio ambiental de la Inteligencia Artificial (IA) puede ser tanto positivo como negativo, dependiendo de cómo se utilice y desarrolle. Algunos ejemplos incluyen:

Positivo:

Mejora de la eficiencia y productividad, lo que puede contribuir a una economía más fuerte y a un mejor estándar de vida para las personas.

Solución de problemas complejos, ya que puede ser utilizada para solucionar problemas complejos en áreas como la salud, la seguridad y el medio ambiente.

Negativo:

Pérdida de empleos: la IA puede reemplazar a los trabajadores humanos en ciertos sectores, lo que puede resultar en pérdida de empleos y aumento del desempleo.

Discriminación y desigualdad: Si no se desarrolla y utiliza de manera ética, la IA puede perpetuar y dar espacio para la discriminación y la desigualdad existentes.

Consumo de energía y emisiones: La producción y uso de la IA puede requerir una gran cantidad de energía y generar emisiones de gases de efecto invernadero, lo que puede tener un impacto negativo en el medio ambiente.

Sin duda es un tema revolucionario del cual estaremos escuchando en los próximos meses y posiblemente años. Aún hace falta que se defina su marco ético, pero los impactos de su aplicación pueden ser positivos o negativos. ¿Será que va a cambiar la manera de investigar, enseñar y evaluar? Lo seguro es que ojalá se siga desarrollando de manera que pueda abonar a la Responsabilidad Social.

Contacto

martha.elizalde@anahuac.mx

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