VPH: el ‘caballo de Troya’ de transmisión sexual
Alrededor del 5% de casos de cáncer en el mundo están relacionados con el VPH, el cual no suele provocar síntomas de manera inmediata. Una de las grandes apuestas para contener este problema es la Campaña Nacional de Vacunación contra el Virus del Papiloma Humano, la cual inició este 2 de septiembre.
Partículas de entre 52 y 55 nanómetros de diámetro, más de 240 variedades y la capacidad de pasar desapercibido durante años hacen del virus del papiloma humano (VPH) un auténtico ‘caballo de Troya’. Por ello, este mes las secretarías de Salud y de Educación Pública iniciaron la Campaña Nacional de Vacunación contra este microscópico enemigo.
Pese a que el virus del papiloma humano es capaz de infectar a hombres y mujeres, existe mayor preocupación respecto a las consecuencias producidas en ellas al ser más susceptibles y guardar una estrecha relación con el cáncer de cuello uterino, el cual sumó 9 439 nuevos casos y cobró la vida de 4 335 mujeres en México durante 2020.
No por nada, la campaña de la SS y la SEP se enfocará, sobre todo, en la inmunización de niñas de quinto grado de primaria; rezagadas de sexto año, es decir, quienes no recibieron la vacuna en su momento; y de 11 años no escolarizadas. De acuerdo con dichas dependencias, este programa estará vigente hasta el 18 de diciembre, con la meta de aplicar +1 millón de dosis.
Otras estrategias para combatirlo
La ruta de entrada del VPH es mediante las relaciones sexuales anales, orales o vaginales con un portador, quien, a su vez, puede ser asintomático y desconocer su condición. Y si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que pierde el 90% de sus batallas, posee dos estrategias altamente peligrosas y asociadas con lesiones precursoras de tumores en el cuello uterino: las cepas 16 y 18.
“No todas las personas con este virus desarrollan cáncer cervicouterino, aunque la infección genital llega a ser persistente debido a los diferentes tipos de VPH presentes, pero que no son descubiertos oportunamente. Además, el proceso de transformación de una lesión antecesora a un cáncer invasivo es lento; hay pacientes en los que tarda hasta 10 años”, precisó la Dra. Jessica Rivera, miembro activo de la Federación Internacional de Química Clínica y Medicina de Laboratorio (IFCC, por sus siglas en inglés).
La también subdirectora de Innovación del centro analítico de Laboratorio Médico del Chopo indicó que, a lo largo de la historia, se ha perfeccionado el plan que comenzó el Dr. George Papanicolaou, en 1943, para desarmarlo a tiempo. “Hoy sabemos que es crucial conjuntar la citología cervicovaginal y el estudio molecular para la determinación de la presencia y tipo de VPH.
“De ese modo, aumenta la posibilidad de obtener estudios positivos específicos que contribuyan a diagnósticos y medidas terapéuticas tempranas y efectivas. En lesiones preinvasoras, el tratamiento puede erradicar la infección y evitar la progresión a cáncer cervicouterino”, señaló.
Por un lado, la citología (mejor conocida como papanicolaou en honor al médico referente en este campo) detectará cambios anormales en las células cervicales; en tanto, la prueba molecular se ocupará de la detección del intruso. En caso de que esta última sea positiva, lo ideal es recurrir a un estudio de genotipificación para ver qué variante es, de entre 28 de sus cepas más relevantes (19 de riesgo alto y nueve de bajo).
“La periodicidad de estos chequeos dependerá de los resultados. Por ejemplo, la OMS recomienda que, en una mujer mayor de 25 años, con hallazgos anormales en su citología y prueba de ADN de VPH negativa, se realice el papanicolaou dentro de 12 meses”, concluyó la Dra. en Ciencias en Investigación Médica.