Comprar seguidores falsos, una práctica que crece

Por Juan Quaglia

 

Emprendedor y consultor en marketing online. Director de Marketingaholic.

 

Seguidores
Por igor kisselev / Shutterstock

 

La fama y la popularidad siempre han atraído, especialmente hoy en día, que las nuevas plataformas online le permiten hoy en día a cualquier individuo alcanzar la celebridad y convertirse en un “influencer” en Twitter, Facebook, Instagram o YouTube.

 

Pero a medida que las redes sociales han crecido en popularidad, un nuevo fenómeno ha ido también creciendo de la mano: la falsificación de la popularidad en internet. Este fenómeno se conoce como “astroturfing” y justamente consiste en cualquier atajo por el cual pretendemos ser más populares de lo que realmente somos, falsificando seguidores o interacciones.

 

Esto es posible porque cualquier tipo de actividad online en plataformas digitales puede ser falsificada: seguidores, fans y suscriptores, retweets y likes, incluso reproducciones en videos. Programadores expertos en técnicas de hackeo descubren las vulnerabilidades de cada plataforma y crean estos servicios automatizados.

 

La moda ha ido pasando de red social en red social. Inicialmente la plataforma más demandada fue Facebook, luego Twitter y actualmente los servicios más pedidos son los de Instagram. Existen sitios web como comprar seguidores Instagram, donde se pueden adquirir en cantidad, a tan sólo $17 USD por 1.500 seguidores falsos.

 

Falsos
Tendencia de búsqueda de la expresión “comprar seguidores” en Google. Fuente: Google Trends.

 

 

La posibilidad de adquirir seguidores es atractiva tanto para jóvenes que desean verse populares como para publicistas y profesionales en actividades muy competitivas como la TV y la política. Incluso personalidades públicas que parecieran no necesitarlo incurren en comprar seguidores para mantenerse en vigencia.

 

A pesar de que esta práctica puede parecer frívola, su uso por parte de gobiernos y funcionarios públicos ha ido también en aumento y, a su vez, la preocupación por cómo afecta el ejercicio de la democracia. La falsificación de la popularidad puede ser entendida como una falsificación de la opinión pública, y existen ya en todo el mundo casos de gobiernos utilizando redes sociales para apoyar ideas o personas, o bien para denostar opositores o críticas.

 

Así lo muestra Freedom on the Net, el más reciente reporte de Freedom House, una ONG dedicada a la expansión de la libertad de expresión y la democracia. Freedom House analizó 65 países y encontró que en 30 de ellos se utilizaron técnicas de astroturfing para distorsionar la información online en la forma de comentadores, trolls, bots y sitios web de noticias falsas. 23 países más que el año pasado.

 

Internet se está convirtiendo en el medio de información y comunicación más utilizado por gran de parte de la población, por lo que no es de extrañar que hoy más que nunca los debates ideológicos y las búsquedas de consenso se definan en las redes sociales. Sin embargo, algunos, aparentemente, juegan sucio.

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