La vocación del líder humanista es el servicio

 

“La mejor manera de encontrarse a sí mismo es perderse en el servicio de los demás”, dijo Mahatma Gandhi. A esa experiencia yo le llamo “descubrir la vocación”.

 

Servicio
Imagen: cortesía

Por Jaime Cervantes Covarrubias, master ejecutivo en Liderazgo Positivo Estratégico, Instituto de empresa, Madrid (España)

 

El líder humanista construye bienestar como una tendencia natural de facilitar el florecimiento de las personas. Pareciera tarea fácil, sin embargo, es necesario un talento especial para lograrlo.

 

El bienestar de las personas se compone por cinco elementos: La satisfacción subjetiva de sentirse feliz y bien con la vida; el compromiso individual y con los demás para realizar el oficio elegido y generar bien común; el saber qué sentido le damos a la vida más allá de uno/a mismo/a; perseverar por logros relevantes, significativos y estimulantes; por último, disfrutar de relaciones interpersonales que nos nutran positivamente.

 

La actitud de servicio es el corazón del líder humanista porque sabe que el desarrollo humano es una estrategia que resuelve problemas sociales importantes con amor; entiende  que las personas son la fuente de sabiduría disponible más inmediata y relevante en la organización y las incluye con armonía para co-crear atmósferas saludables y prosperidad sostenible. Al servir, los y las líderes humanistas se convierten en agentes de transformación y reconstrucción del tejido social.

 

Pero para construir bienestar, es fundamental servir a los demás y requiere el desarrollo de las siguientes competencias:

 

  1. Formar relaciones interpersonales positivas como el desafío primordial del bien común, fomentar vínculos genuinos que hagan sentir a cada persona la calidad de la relación. Las personas necesitamos de la otredad para sobrevivir y aprender de la diversidad comunal, lo que incrementa el experimentar emociones positivas, tan necesarias hoy en día, los instantes de amor que esculpen una convivencia saludable y el sentido de pertenencia colectivo.

 

  1. Habilitar la comprensión como técnica humanizante de reconocimiento, sensibilidad y apertura a la peculiaridad, tal cual es, de cada persona. Es la aceptación incondicional de su esencia, historia, presencia y existencia. Es un acto sublime de visualización y entendimiento de que cada persona tiene las mejores razones para ser como es y actuar.

 

  1. Instaurar la empatía como la máxima capacidad del líder para hacer la diferencia en cada persona, apapacharnos. Ser empático es contar con una inteligencia avanzada, es la perla del liderazgo humanista, porque requiere sumergirse en el mundo subjetivo de los demás, comprender sus significados y sentimientos y participar emocionalmente “como si” el/ella mismo/a lo experimentara, imaginar genuinamente el sentir de la otredad.  El hacerlo provoca un carisma recíproco de confianza y armonía.

 

  1. Construir cohesión de grupo por medio de la interdependencia empática como cimiento del equipo, empresa o comunidad. Definir con claridad los roles funcionales con beneficio mutuo y colectivo, la co-creación de una identidad y cultura compartida para perseguir un propósito común ilusionante y la convivencia saludable de todas y cada una de las personas logrando así universalidad, equipo, pertenencia y estabilidad prolongada.

 

  1. Implementar programas de desarrollo personal y colectivo para potenciar las capacidades individuales, organizacionales y sociales. El líder humanista fomenta y facilita la formación continua, significativa, experiencial y cognitiva-emocional de los colaboradores para impulsar  su autonomía. El aprendizaje es un derecho universal, invertir en él provoca el despertar de la motivación interna que requiere la persona para crecer en todos los aspectos de su vida, lo cual se retorna con reciprocidad, productividad y prosperidad compartida.

 

  1. Vivir con pasión, amando lo que se hace como persona y demostrando que su vocación de oficio se convierte en vocación de servicio y, en consecuencia, en la vocación de liderar con entusiasmo. Es decir, descubrir su doble vocación, liderar y servir por y para el florecimiento personal y el de la gente.

 

La actitud de servicio es la herramienta más sublime para satisfacer las necesidades de los colaboradores y dignificar la práctica organizacional o de negocios.

 

El servicio de un líder humanista convertirá la experiencia de las personas en un entorno amoroso, cercano, saludable, seguro y holísticamente conveniente. Tiene claridad de que servir a los y las demás es su vocación, humaniza la gestión y transforma a la empresa y a la sociedad.

 

Contacto: jaime.cervantes@liderality.com