Mujeres: ¡Tenemos derecho a envejecer!

Por María Elena Esparza Guevara, maestra en Desarrollo Humano por la Ibero, guía de yoga y comunicóloga feminista

El regreso de “Sex and the City” a la pantalla chica nos tiene a fans y curiosas listas para descubrir cómo se ve ese mundo que crearon cuatro mujeres empoderadas en el vibrante Nueva York del cambio de siglo.

María Elena Esparza
María Elena Esparza, foto: cortesía. 

 

Podríamos estar hablando de cómo el posicionamiento de la agenda de género seguramente cambiará la trama de esta famosa serie o de cómo un mundo pos pandémico y aturdidoramente digital modificará las aventuras en el spin off, pero por alguna razón la conversación es sobre la forma en que han envejecido las protagonistas  ¡después de 20 años!

Ha sido tanto el ruido misógino por este tema, que la protagonista actriz, empresaria, embajadora de UNICEFtuvo que salir a exigir un alto.

"'Tiene demasiadas arrugas, no tiene suficientes arrugas'. Se siente casi como si la gente no quisiera que estemos bien en el lugar en el que estamos, como si casi disfrutaran de que nos duela lo que somos hoy, aunque elijamos envejecer de forma natural y no lucir perfectas o si nos hacemos algo si eso nos hace sentir mejor", declaró Parker.

Es tiempo de exigir un alto al acoso híper crítico a la imagen de las mujeres: tenemos derecho a envejecer como se nos dé la gana porque la decisión sobre nuestros cuerpos es solo nuestra. Urge detener estas actitudes y expresiones que en definitiva no aplican igual para los hombres, a quienes incluso se les atribuye ganar atractivo con sus canas, por ejemplo. Es indispensable, también, que los medios comprendan su responsabilidad en la normalización de este tipo de violencia de género.

Como escribiría Carrie Bradshaw: no puedo evitar preguntarme qué pasaría si garantizáramos el derecho a la conciencia corporal como vía para vivir en libertad el natural proceso de envejecimiento. Puedo apostar a que habría menos afectaciones a la salud mental de las mujeres por la presión que nos impone la sociedad de siempre vernos arregladitas y jóvenes.

Abracemos nuestra diversidad corporal y etaria. Demos la bienvenida a nuestros años, que envejecer es el privilegio de seguir vivas.