La importancia de la narrativa en la lucha por la igualdad

 

Por Itzamara Sobrino, Directora General de Marco de Comunicación México

 

En retrospectiva al pasado Mes de la Mujer, fue inevitable pensar en el hecho de que los grandes cambios comienzan con pequeñas acciones. Como es costumbre, durante todo marzo se llevaron a cabo múltiples conferencias acerca del rol de la mujer en la sociedad, economía y familia, así como el de su participación en posiciones directivas.

 

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Foto: Pixabay

 

Sin embargo, al hacer un análisis del contenido de los foros y sus mensajes, destacó la poca atención que se le pone a las frases o palabras para lograr una narrativa adecuada, misma que creemos es un elemento fundamental para detonar el cambio, romper con paradigmas e incluso transformar a toda una nación.

 

Todas en algún momento hemos hecho chistes o bromas machistas entre nosotras mismas, sin pensarlo, caemos en vicios del lenguaje o estereotipos que acaban yendo en contra de esa lucha feminista colectiva.

 

Aprendamos a cambiar la narrativa sobre nosotras mismas y sobre la construcción social con respecto los roles de género

 

Este año, llamó nuestra atención los mensajes dentro de los foros o eventos, en general fueron acertados en muchos sentidos. Sin embargo, en la narrativa destacó que los hombres deberían involucrarse más “en cosas de mujeres”, un mensaje no necesariamente positivo, y que vale la pena analizar.

 

Cuando vemos las cifras respecto al rol de la mujer en la economía, no sorprende el hecho de que haya una brecha de género a nivel global, que hoy es de las más importantes para la reactivación económica. Pero tampoco sorprende el hecho de que la mujer tiene mayor índice de pobreza porque se dedican a “cosas de mujeres”, y creemos que, como líderes empresariales, es muy importante que más que tener una cuota de género o políticas de flexibilidad, nos propongamos un cambio cultural que a largo plazo trascienda en un entorno mucho más orientado a la equidad para el derecho de igualdad de las mujeres.

 

“No se nace mujer, se aprende a serlo”. Esta famosa sentencia de Simone de Beauvoir, feminista, filósofa, profesora y escritora francesa, hace referencia a la construcción social de lo que debe ser una mujer, y de las “vocaciones o responsabilidades” que, desde pequeñas, debemos aprender para llegar a serlo. Tenemos que tener como propósito cambiar la herencia cultural que tenemos las mujeres al hacernos las únicas responsables de las cosas del hogar y de la crianza de los hijos, cuando es una labor de pareja de familia. Una labor muy importante para la sociedad en general.

 

Pensemos en que el género y el sexo son dos cosas distintas: el género es la construcción social, mientras que el sexo tiene que ver con la anatomía y los genitales con los que nace una persona, todo se trata del físico. Por tanto, según la sociedad y los estereotipos contra los que tanto hemos luchado por años, para ser mujer se hacen “cosas de mujeres” y a los hombres, les tocan las “cosas de hombres”.

 

La investigación “Women in Business” de Grant Thornton muestra que hoy en día las mujeres ocupan el 32 % de los principales puestos de liderazgo, frente al 31 % en 2021. En el caso de México, el informe muestra que la cifra de mujeres en alta dirección es solo del 35%.

 

Independientemente del género, tener un puesto directivo involucra enormes responsabilidades, y diseñar la narrativa perfecta es una de ellas. Ya sea en una conversación con los colaboradores de su empresa, en una entrevista con medios, o comunicación con los clientes, el impacto social de la narrativa hace la diferencia. Y más aún, si la charla tiene un enfoque feminista.

 

Si en nuestro país las mujeres ya ocupamos ese pequeño porcentaje en trabajos que antes solo podían imaginarse en un “mundo de hombres” y seguimos en continua lucha por la igualdad para que ese porcentaje suba, ¿cómo vamos a lograrlo si seguimos generalizando y categorizando “las cosas de hombres” y las “cosas de mujeres”? Todo debe de empezar por evolucionar también la narrativa.