¿Por qué tomar Vitamina D durante el verano?

 

En el marco del Día Mundial del Autocuidado que se celebra el 24 de julio, vale la pena identificar qué vitaminas son necesarias para fortalecer nuestro sistema inmune.


¿Por qué tomar Vitamina D durante el verano?
Imagen de anastasiya parfenyuk

La vitamina D es una hormona esencial para el funcionamiento adecuado del organismo. Regula cerca de 3% del genoma humano, -según ENSANUT- y está relacionada con las funciones hormonales del cuerpo. 

La principal función de la vitamina D es mantener sanos los huesos, sin embargo, explicó el  Dr. Jorge Yamamoto, médico endocrinólogo: “la vitamina D tiene características necesarias para mantener nuestro sistema inmunológico, llevar un embarazo saludable, así como prevenir o coadyuvar en el tratamiento de diversas enfermedades”.

El especialista advierte que diversos estudios médicos coinciden en que niveles adecuados de la vitamina D en el organismo ayudan a prevenir padecimientos como: osteoporosis, enfermedades respiratorias, infecciones, hipertensión, depresión, diabetes mellitus tipo 2, autismo, miomas y algunos cánceres como el de mama o colorrectal.

Las opciones más viables del suministro de la vitamina D, son exponer nuestros brazos y piernas de manera directa al sol (fuente natural de dicha vitamina) y, preferentemente todos los días, a los rayos ultravioleta (UV) sin protector solar entre las 10:00 y las 15:00 hrs. por un periodo de hasta 40 minutos, según publicaciones de la Clínica Mayo.  De acuerdo con el tipo de piel, el tiempo de exposición se reduce si vivimos en algunas ciudades de por ejemplo Sonora, Baja California, Chihuahua, Yucatán, Quintana Roo, Nayarit o Guerrero, donde encontramos temperaturas más elevadas.

En esta temporada de verano se podría pensar que al ser una estación del año en la que los días son más largos, y hay mayor presencia de sol, nuestra exposición a esta fuente natural sería suficiente, pero no es así.

 Ya sea por el uso de bloqueador solar (por temor a los rayos UV) o por pasar la mayor parte del tiempo en la casa u oficina. Si salimos de vacaciones, por ejemplo, a la playa, la exposición suele ser por pocos días. 

Una segunda opción de nuestro suministro de vitamina D, es a través de la ingesta de alimentos ricos en vitamina D como salmón, atún o yema de huevo. Pero su aportación es mínima, ya que se deberían comer grandes porciones de estos alimentos para alcanzar niveles óptimos.

El tercer recurso que tenemos para consumir vitamina D es mediante la suplementación; la cual debe realizarse bajo la supervisión de un médico, para definir el esquema adecuado para cada persona. El profesional de salud deberá solicitar un estudio clínico llamado 25-hidroxivitamina D, además de tomar en cuenta edad, sexo, peso y estado físico, y así determinar el plan adecuado para estos suplementos.

“Los suplementos que son de toma mensual son seguros y por mucho, la forma más rápida de llegar a niveles óptimos de vitamina D para, ante todo, prevenir diversas enfermedades y mantener una salud integral”, asegura el endocrinólogo Dr. Jorge Yamamoto.

 

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Revista NEO 297

 


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