¿Crisis financiera en el horizonte?

Por Samuel Montañez Jacquez, profesor de Finanzas, Facultad de Ciencias Económicas  y Empresariales, Universidad Panamericana. 

Durante el mes de marzo de 2023 se ha presentado el colapso de múltiples instituciones financieras, algunas de ellas de las más grandes del mundo. El caso más popular ha sido el de Silicon Valley Bank (SVB) cuya quiebra representa la segunda más grande de un banco comercial en Estados Unidos después de la quiebra de Washington Mutual y las más relevante desde la crisis financiera del 2008. Al momento de su quiebra, SVB era uno de los 20 bancos más grandes de Estados Unidos con depósitos cercanos a los $200 mil millones de dólares.

Crisis
Imagen: Pixabay

En un solo día, los clientes del SVB retiraron cerca de $42 mil millones de dólares ocasionando una corrida bancaria y dejando al banco insolvente ante un temor ocasionado por las alzas de interés. El declive del Silicon Valley Bank fue seguido del banco First Republic y la compañía de créditos cripto Signature Bank. En el caso de Signature Bank y SVB el gobierno tomó control de los bancos a través de la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) garantizando los depósitos de los cuentas habientes por encima del monto legal de $250 mil dólares para evitar corridas bancarias adicionales en los bancos regionales de Estados Unidos. Una semana después se presentó el inminente colapso del banco suizo Credit Suisse, el cual fue intervenido por el Banco Central Suizo y coordinó una adquisición de emergencia del banco por su competidor UBS para evitar una crisis en el sistema financiero. Credit Suisse era uno de los 20 bancos más importantes del mundo con 166 años de historia. Para finales del mes, el banco alemán Deutsche Bank y el banco francés Société Générale encabezaron las noticias financieras sufriendo pérdidas en su acción en un solo día de 8.5% y 6%, respectivamente. Los inversionistas se preguntan si nos encontramos ante un escenario similar a la crisis financiera del 2008-2009.

El riesgo que surge del colapso financiero a partir de un choque que afecta a entidades financieras de tamaño relevante se le conoce como riesgo sistémico. Se puede pensar en este riesgo como los recursos financieros que el gobierno en cuestión tendría que inyectar en la institución financiera para garantizar su adecuado funcionamiento. Léase, a cuánto asciende el monto del rescate bancario que sería necesario de quebrar dicha institución financiera. En la denominada gran recesión del 2008-2009 el gobierno americano otorgó casi 500 mil millones de dólares a través del llamado programa TARP para rescatar a aseguradoras y bancos sistémicamente relevantes. En el caso actual parece que el escenario es distinto ya que, aunque la regulación financiera falló al intentar prevenir este tipo de eventos los reguladores actuaron con rapidez para evitar una evolución de contagio como sucedió en el 2008.

Por ejemplo, en el caso de First Republic la Fed coordinó la compra del banco por $30 mil millones de dólares por los bancos J.P. Morgan, Citibank y Bank of America. También en Reino Unido, se estimaba que la quiebra del brazo británico del Silicon Valley Bank ponía en riesgo la supervivencia de cerca de tres mil empresas que dependían del banco. Las autoridades financieras británicas actuaron para coordinar que HSBC UK accediera a comprar el Silicon Valley Bank UK por £1 para rescatarlo. Finalmente, el Banco Central Suizo gestionó la adquisición de emergencia de Credit Suisse por UBS el cuál pagó $3 mil millones de francos suizos en acciones.

Este último caso el Banco Central Suizo proveerá una línea de liquidez de casi $100 mil millones de francos suizos. Es visible que el exceso de regulación promovida a partir de la gran recesión del 2008 ha fallado en evitar crisis futuras. Sin embargo, en este caso el colapso de las instituciones en cuestión no se dio por un apalancamiento excesivo como en el 2008 y la rápida respuesta de las autoridades regulatorias ha marcado una diferencia para evitar el contagio de riesgo sistémico. En este caso no se dieron las quiebras por un problema de crédito sino más bien por un problema de confianza que ocasionó corridas bancarias que derivaron primero en un problema de liquidez y luego de solvencia. Por otro lado, algunos expertos se preguntan si estos rescates no generan un daño moral incentivando a los bancos a continuar tomando riesgos irresponsablemente al saber que siempre se les tiene que rescatar. Tal vez la respuesta está en bancos menos regulados, pero mejor capitalizados.