El brazo social de una empresa y reputación corporativa

Por Martha Elizalde Durán, académica de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México


Los proyectos sociales, tanto internos como externos, son componentes esenciales de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de una empresa. Estos proyectos representan el compromiso de la organización con el bienestar de la sociedad y el medio ambiente, más allá de sus obligaciones legales y económicas.

Martha Elizalde
Imagen: cortesía de la autora

Los proyectos sociales internos se refieren a las iniciativas que una empresa lleva a cabo para mejorar el bienestar de sus empleados, sus familias y, por extensión, la comunidad inmediata. Esto puede incluir programas de salud y seguridad, formación y desarrollo profesional, igualdad de oportunidades, inclusión y actividades que fomenten un ambiente de trabajo positivo y productivo. Sabemos que al invertir en el bienestar de sus empleados, las empresas no solo aumentan la satisfacción y retención del personal, sino que también mejoran su rendimiento y productividad.

Por otro lado, los proyectos sociales externos se dirigen hacia la comunidad en general o grupos específicos fuera de la empresa. Estas iniciativas pueden abarcar una amplia gama de actividades, como apoyo a la educación, proyectos ambientales, ayuda humanitaria, atención en emergencias por desastres naturales, desarrollo comunitario y patrocinio de eventos y actividades culturales o deportivas “con causa”. A través de estos proyectos, las empresas buscan devolver a la comunidad, contribuir al desarrollo sostenible y mejorar su imagen y relaciones públicas.

Cuando una empresa lleva a cabo la implementación y desarrollo de proyectos sociales efectivos y de valor, ya sea a través de iniciativas de ayuda comunitaria, programas de sostenibilidad ambiental o apoyo a la educación, transmite un mensaje de responsabilidad y empatía hacia las necesidades sociales. 

Este mensaje se traduce en una percepción positiva se traduce en una mejora de la reputación corporativa, que es un activo intangible pero tremendamente valioso para las empresas. Una buena reputación atrae a clientes y talentos, facilita las relaciones con los stakeholders, y puede incluso proveer una ventaja competitiva en el mercado. Los consumidores de hoy, especialmente las generaciones más jóvenes como los millennials y la Generación Z, prefieren comprar productos y servicios de empresas que consideran social y ambientalmente responsables.

Además, en situaciones de crisis, una sólida reputación construida a través de proyectos sociales puede servir como una "base y compromiso de buena voluntad". Es decir, si una empresa enfrenta un desafío o una crisis, es más probable que el público le otorgue el beneficio de la duda si ya tiene una imagen positiva de la empresa debido a sus contribuciones sociales.

Es importante que estos proyectos sociales no se perciban como un mero ejercicio de relaciones públicas o una táctica de marketing superficial. La autenticidad y la coherencia entre las acciones y los valores declarados de la empresa son de gran valor para que los proyectos sociales tengan un impacto genuino en la imagen y reputación corporativa. 

El brazo social de una empresa, con proyectos internos y externos refuerzan la imagen de la empresa como una entidad responsable y comprometida con el desarrollo sostenible. Además, estos proyectos pueden fomentar una mayor lealtad y apoyo por parte de los clientes, empleados y la comunidad, lo que a largo plazo contribuye al éxito y sostenibilidad de la empresa. 

La implementación efectiva y transparente, medible y bien comunicada de proyectos sociales es una manifestación clara del compromiso de una empresa con la Responsabilidad Social, beneficiando tanto a la sociedad como a la organización misma.


martha.elizalded@anahuac.mx
 

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