La familia mexicana durante la pandemia, retrato hablado

¿Cuáles han sido los principales ajustes que han llevado a cabo los hogares mexicanos para resolver los temas sanitarios, económicos, de entretenimiento y educativos durante la pandemia?

Por Iván Castro, Director de PQR Planning Quant

 

Inflable

Los Hernández eran una familia típica apenas en febrero de este año. Luis Hernández, el papá, trabajaba como técnico de operaciones en una empresa constructora. Esther, la mamá, era administradora en un restaurante. Tamara y Emilio, los hijos, asistían a una escuela secundaria privada y a una primaria pública respectivamente. Después, llegó la pandemia y muchos aspectos de la vida cotidiana cambiaron.

El primer golpe fue el despido de Esther. Luis pudo regresar al trabajo en mayo, pero lo han mantenido con el 80% de su salario. Desde el mes de abril, la familia ha tenido que sobrevivir con la mitad del ingreso familiar.

Las visitas al supermercado se han espaciado, ahora son cada mes en lugar de cada quince días. El ticket promedio por visita ha aumentado a casi el doble. Esther, se fija más que nunca en los precios. Ha sustituido algunas marcas cotidianas por opciones más baratas. Excepto en las categorías de limpieza y desinfección en donde no quiere arriesgarse e incluso gasta más.

Luis, por primera vez, se ha involucrado en la decisión de marcas. Ha sido él, desde el inicio de la pandemia, el único que ha acudido por las compras. Esther está guardando el poco dinero que queda en la cuenta de ahorros. Los cubrebocas y el gel antibacterial no pueden faltar para salir a la calle.

Esther prefiere ahora caminar las 10 calles a la clínica, que recorrer las dos estaciones del metro. Esther no sube al transporte público, aunque digan que es seguro. Luis ya arregló una bicicleta que tenía abandonada y la usa frecuentemente para algunos trayectos cortos. Desde el principio de la pandemia, los Hernández tuvieron que ampliar el servicio de internet para dar abasto a todas las necesidades de comunicación de la familia.

Decidieron comprar una nueva laptop para Tamara, porque con las clases en línea, una no era suficiente. El consumo de contenidos audiovisuales por internet ha aumentado de forma significativa. Sin embargo, tampoco han abandonado la tele de paga ni la tele abierta.

Tamara le dijo a su mamá cómo ver noticias por internet y ya Esther es fan del doctor López Gatell. Aquí entre nos, aunque lo respeta como destacado profesional, empieza a no creerle del todo. El uso de redes sociales aumentó drásticamente, por ejemplo WhatsApp, lo emplean para comunicarse con todos, incluso con los compañeros de trabajo y escuela. Luis y Tamara ya son expertos en Zoom.  

Luis, de plano, ya canceló la membresía del gimnasio y pidió -en línea- un par de pesas para hacer ejercicio en casa. Emilio ha insistido a sus papás que compren una alberca inflable porque ya le dijeron que no habrá visita a la playa hasta posiblemente diciembre. Esther no está segura de dejar ir a Emilio al colegio para el próximo ciclo escolar.

También han considerado pasar a Tamara a una escuela pública u otra privada más económica. Preocupación, ansiedad y aburrimiento son emociones que han visitado a la familia Hernández. Con la responsabilidad a cuestas, Luis y Esther piensan que cuando llegue finalmente la vacuna se la pondrán a todos sin dudarlo. Tal vez algún día, no tan lejano, todo regrese a lo que solía ser o al menos a algo que se le parezca.

Nota: Cualquier semejanza con la realidad es pura estadística.

Contacto en redes: @castrorivan, @PlanningQuant

 

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