El futuro de la movilidad urbana después de la pandemia
El sistema de movilidad en las ciudades, alcanza niveles más altos de complejidad. Se genera un gran volumen de datos en todos los ámbitos de la movilidad, pero estos datos no están siendo usados ni compartidos eficientemente.
Juan Zamakona, presidente y director general para Kapsch TrafficCom México, y V-P para Centro América y el Caribe, señala que los servicios y la movilidad están creciendo rápido, se multiplicaron las formas de transporte y de operadores que exigen una buena planificación.
Los ciudadanos, por su parte, demandan metrópolis más conectadas, limpias, seguras y con una mayor calidad de vida. Quieren disponer de información para tomar mejores decisiones y perder menos tiempo en sus desplazamientos, así como facilidad de acceso a nuevos modos de transporte.
Indica Zamakona que el impacto negativo de la congestión vial frente a la economía, se manifiesta principalmente en los costos en los que se incurre por los largos tiempos de traslado, los cuales en las 32 ciudades más importantes de la República Mexicana llega a tener un costo aproximado a MN$94 millardos al año, el equivalente a tres veces la inversión proyectada para CDMX en transporte público de 2018 a 2024, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Durante la pandemia de la COVID-19 el efecto del transporte sobre la congestión y la calidad del aire, fue más que evidente, indica el directivo. La Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, (SEDEMA), en abril de 2020 reveló una reducción significativa de los niveles de contaminación en CDMX, resultado de las medidas de confinamiento, que conllevaron una caída importante del tráfico vehicular. En la zona metropolitana del Valle de México, dejaron de circular 60% de los vehículos, disminuyendo así el 28% del monóxido de carbono, uno de los gases que muestran el grado de congestionamiento vehicular de la ciudad.
Sin embargo, opina el presidente de Kapsch TrafficCom México, para la mitigación efectiva de la congestión vehicular, también es necesario influir en el comportamiento de los conductores con respecto a sus decisiones de cuándo, cómo y dónde deben viajar, siendo un reto tanto tecnológico como de ingeniería social.
No existe la solución perfecta, pues la mayoría de las estrategias se basan en gestionar la oferta, ampliando las capacidades o liberando las que ya existen, comenta el director de esta empresa especializada en soluciones de transporte inteligentes para movilidad sostenible. O en gestionar la demanda para abordar la escasez de capacidad, influyendo en las decisiones de los conductores a través de modelos predictivos de comportamiento, y en esquemas analíticos de datos de tráfico, que permitan ecualizar la congestión vehicular en las horas pico de las principales vías de las ciudades .
Explica que en este contexto, la tecnología del transporte jugará un papel clave, con herramientas a disposición de las entidades públicas, como la gestión de accesos y la implantación de sistemas no tarifarios (para limitar el acceso a zonas concretas) y sistemas tarifarios (para controlar la demanda de las zonas urbanas congestionadas), hasta las tecnologías electrónicas de cobro de peajes y de libre circulación, o como la gestión inteligente del tráfico, con sistemas de semáforos capaces de adaptarse al tráfico en tiempo real y reducir los niveles de congestión.
“Actualmente en la mayoría de las ciudades, estos instrumentos y toda la información generada por ellos se siguen gestionando en núcleos independientes, a menudo por distintas autoridades y organismos, sin la comunicación y la coordinación necesarias que permitirían sacarles el máximo provecho”, considera el directivo.
Aunque se han tomado decisiones de mejora importantes, aún queda mucho camino por recorrer. “México requiere de herramientas para la gestión de la movilidad y tener un desarrollo tecnológico y operacional. Resulta relevante desarrollar la movilidad como ente transversal dinamizador de las ciudades”, opina el directivo.
El éxito solo vendrá derivado de quien apueste por este enfoque integrador, que implique el compromiso de la comunidad, que sitúe al ciudadano en el centro y donde las iniciativas tecnológicas y regulatorias sean lideradas por los gobiernos, con las empresas como socios, y la tecnología como elemento facilitador, concluye el directivo.