¿Se ha reducido el impacto de la Fast Fashion?
Por Martha Elizalde Durán, académica de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México
Fueron épocas decembrinas y con las fiestas se aumenta el consumo de comida, alcohol, electrónicos y ropa. Sin duda con la alegría y las celebraciones se incrementa el consumo no consciente. Hablar sobre consumo responsable en estas épocas es importante, pero no siempre hay impacto o recepción en las audiencias.
Sabemos que el concepto de “Fast Fashion” o moda rápida, se refiere a un fenómeno de producción y consumo masivo de ropa y accesorios que se incrementa a la misma velocidad a la que van cambiando las tendencias. En los últimos años ha ido incrementándose esta práctica debido al consumismo desmedido y la economía lineal en la que vivimos. El tiempo de vida de cada prenda que se fabrica es realmente corto desde su diseño, pasando por su uso y posterior desecho.
Sabemos que nuestras acciones cotidianas tienen en mayor o menor medida, consecuencias ambientales. Cada vez hay más iniciativas pensadas a favor del ambiente y, sobre todo, personas preocupadas por reducir el impacto diario de nuestras acciones.
Antes de que el mundo diese un cambio radical debido a la pandemia ocasionada por el COVID-19, era habitual ver las tiendas y centros comerciales llenos de ropa vendiéndose y moviéndose o cambiando a gran velocidad. A partir de la pandemia se han visto más campañas de mercadotecnia social a favor de un consumo más responsable. Muchas marcas también han incorporado prácticas que lo favorecen. Por otro lado, cada vez hay más emprendimientos buscando posicionar su marca promoviendo la venta y compra de prendas de segunda mano.
Esta situación actual de los últimos dos años aproximadamente, ha provocado que el consumidor se sienta y reflexione más que nunca sobre qué es lo que quiere y lo que no. Sobre lo que es necesario consumir y también conocer más sobre los procesos desde su diseño y la calidad de los materiales.
No podemos imaginar un mundo sin el consumo de textiles, pero eso no significa, por supuesto, que no podamos transitar a un consumo responsable en el que reduzcamos nuestra adquisición de ropa en función de su durabilidad y calidad, y no con base en tendencias y moda innecesarias.
LaFastFashion como lo conocemos hoy en día posiblemente tienda a desaparecer, por ejemplo, una camiseta que puede adquirirse por el equivalente a dos dólares será difícil que pueda ser sostenible ni por la parte social ni por la económica.
Eventualmente habrá que reconsiderar y reconvertir estos modelos de negocio. Ante este nuevo escenario, hay que el modelo de negocioy empezar a transitar por etapas que lleven al equilibrio.
Algunas consideraciones para esto por parte de las empresas son:
1. Buscar pagar el precio justo a las personas que participan en la maquila.
2. Utilizar textiles de buena calidad.
2. Promover prácticas como devolver o entregar en la tienda ropa usada y poder comprar nueva a menos precio.
Y por parte de los consumidores sugerimos:
1. Conocer lo que es y las marcas que lo incitan, buscar aplicaciones que puedan proveer esta información.
2. Comprar solamente lo necesario.
3. Reparar antes de desechar.
4. Dar un segundo uso a las prendas, utilizandola creatividad.
5. Conservar, comprar, regalar y aceptar prendas ya usadas. Recurir al “thrifting” y promoverlo.
6. Buscar el consumo local y el comercio justo.
Hay que seguir apostando por un modelo de negocio con propósito, con impacto positivo y que ponga al usuario en el centro y con opciones para la toma de decisiones.
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martha.elizalde@anahuac.mx
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